De manera natural, suceden ya pugnas entre los presidenciables en su lucha por la candidatura. La sana libertad para que cada uno desarrolle esos esfuerzos se contrapone con la necesidad de que se coordinen en su cotidiano desempeño. Se prioriza --desde 24 meses antes-- la competencia electoral más que el ejercicio de gobierno. Quien funge como parte del complejo engranaje administrativo que tiene como propósito la atención de los problemas del país, puede ser también un acérrimo rival, quien se interponga, ni más ni menos, entre el suspirante y la silla presidencial.
Pero las desavenencias entre secretarios de Estado, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, senadores y dirigentes nacionales no serán la única preocupación de Morena en los días por venir. Los triunfos electorales en las gubernaturas han ocultado una realidad tirante: la falta de control y de autoridades reconocidas en los estados. ¿Hasta qué momento esta situación afectará el rendimiento electoral del partido?
El local sigue siendo un ámbito todavía poco valorado y examinado. Mientras los reflectores se van con las actividades de los presidenciables, se desatiende el hecho de que Morena no ha conseguido tener orden en sus dirigencias estatales. El partido que está por celebrar en julio ocho años de haber logrado el registro, no ha sido capaz de nombrar en todo ese tiempo más que una sola dirigencia en Baja California, Colima, Chiapas, Chihuahua, Durango, Guerrero, Estado de México, Nayarit, Oaxaca, Puebla, Quintana Roo, San Luis Potosí, Sinaloa, Tabasco, Tamaulipas, Tlaxcala y Yucatán, es decir, en más de la mitad de las entidades del país (17, el 53%).
Las dificultades han sido tantas, que se ha abusado de la figura del “delegado en funciones de presidente”. En Aguascalientes, por ejemplo, quienes se han hecho cargo del partido en ocho años sólo han sido dos delegados enviados por el Comité Ejecutivo Nacional, entre ellos Eulogio Monreal Ávila, hermano del senador Ricardo y el gobernador de Zacatecas David, de mismos apellidos. En Morelos fue un tabasqueño a quien se le encomendó tratar de poner orden, el exsenador César Raúl Ojeda Zubieta.
Jalisco es uno de los casos con más refriegas. Ahí Morena sólo ha tenido un primer y único presidente electo, Humberto Ortiz García, en el cargo oficialmente desde el 26 de enero de 2014. A su salida, los intentos por renovar la dirigencia fueron tan infructuosos, que desde el centro se nombraron autoridades provisionales (mayo de 2016), fungiendo como delegados Ernestina Godoy Ramos y Carlos Manuel Merino Campos. En febrero de 2019 arribó otro delegado, Hugo Rodríguez Díaz.
En una respuesta a una solicitud de información, firmada por el representante de la Comisión Nacional de Elecciones de Morena y con fecha de abril de 2022, se reconocen “las dificultades que ha tenido este partido para integrar los órganos estatales, por lo que en algunas entidades federativas no se han integrado los mismos, en consecuencia tampoco se ha nombrado delegados en funciones”.