El presidente Andrés Manuel López Obrador parece empecinado en sobajar y tirar en el basurero de la historia la tradición diplomática de nuestro país. Ahí están nuestros constantes rozones con España, los líos con Panamá o con Austria por el regreso imposible del penacho de Moctezuma y, en estos días, con Estados Unidos por la negativa presidencial de reconocer que en México asesinan periodistas con total impunidad.
#ElPersonaje | Juan Ramón de la Fuente: bordado a mano
La última viene desde Nueva York. Imagine que en uno de los momentos más críticos de la diplomacia mundial, por lo que sucede minuto a minuto en Ucrania y Rusia, México a pesar de contar con un asiento en el Consejo de Seguridad de la ONU -lugar por excelencia para la diplomacia y la política fina- nuestro Representante Permanente ante la Organización de las Naciones Unidas, Juan Ramón de la Fuente, seguramente analizaba la situación… peeero con unas tostadas de atún o unos tacos gobernador (creados en honor de Francisco Labastida) y una cerveza en la mano desde el restaurante Los Arcos.
¡Sí, leyó bien! Mientras De la Fuente tenía que estar preparándose para la reunión del Consejo de Seguridad del lunes pasado, la semana pasada andaba de gira artística en nuestro país. Y para no dejar dudas estuvo acompañado de una señora y otra mujer más chava, a quién acompañó en el valet a subirse a su auto, y después él y su acompañante abordaron la camioneta blanca que los esperaba.
Y es que, en las reuniones de emergencia del Consejo de Seguridad de la ONU, Juan Ramón de la Fuente brilló por su injustificada ausencia. México envió a la representante alterna (la tercera a bordo), Alicia Buenrostro, como bateadora emergente. La embajadora expresó, a nombre del exrector de la UNAM, que el país está a favor de la vía pacífica para la solución de los conflictos, luego de que el gobierno de Vladimir Putin reconoció la independencia de las provincias del este de Ucrania, Donetsk y Lugansk.
O sea, para eso le pagamos ¡y resulta que no asiste!
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El desplante no es menor. Una cosa es que la oficina en Nueva York sea refugio de diplomáticos que tienen que ir a hacerle la chamba a Don Juan Ramón, y otra que en la discusión del Consejo de Seguridad más trascendente de los últimos años decida ausentarse. Vale la pena preguntarse ¿qué habrá sido más importante para el embajador De la Fuente?
Lo bueno es que su ausencia ya está teniendo las consecuencias esperadas. Desde el Senado ya se anunció que pedirán a la Secretaría de Relaciones Exteriores un informe sobre las razones de Juan Ramón de la Fuente para ausentarse del debate. Parece que o no se trató el tema o las explicaciones del canciller poco convencieron.
Ayer, en los albores de la invasión, el canciller Marcelo Ebrard se reunió con senadores y senadoras de todas las fuerzas políticas para hablar de la protección a los connacionales en el país europeo. Hay que decir que a esa hora la situación era distinta y las tropas rusas aún no entraban a Ucrania, por lo que no se dijo más sobre el papel de México en este conflicto internacional.
Lo cierto es que la situación no está para medias tintas, Rusia ya envió tropas a Ucrania y, hasta el cierre de este texto, los bombardeos por todo el territorio ucraniano continuaban, e incluso se ha tomado posesión de la planta de energía nuclear de Chernobyl. Se trata de violaciones evidentes a la Carta de Naciones Unidas y a los acuerdos de Minsk.
México debe condenar fuertemente esta invasión y señalar con claridad a Rusia. Nuestra política exterior mexicana no puede seguir navegando entre la ambivalencia y la complicidad. Diría el presidente López Obrador, son tiempos de definiciones y México debe refrendar su respaldo al derecho internacional, el multilateralismo y los organismos internacionales. O por el contrario, seremos recordados como uno de los países que guardaron silencio y que no supo estar a la altura de las circunstancias.
Es verdad es que Juan Ramón se siente bordado a mano o cómo olvidar que cuando se le nombraba como posible candidato a la presidencia, el imaginario decía: solo aceptará si es ungido y le rogamos.
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