Lo que ahora estamos viendo es un proceso en el cual la pretensión del Presidente y su equipo es que la huella de su presencia sea indeleble, pero no por la magnitud de las obras y progreso (que pudieron haber acumulado al gozar de un bono democrático y un control legislativo sin precedentes recientes), sino más bien porque están encargándose de que en todo lo que toquen el retroceso sea de tal magnitud que el camino de regreso sea casi imposible. La perversidad es manifiesta e inequívoca y abarca muchas disciplinas, como pasaremos a demostrar.
En materia de salud se han encargado de asegurar que la escasez de medicinas se convierta en una constante al deshacer el sistema de compras y distribución. Eliminaron el Seguro Popular a cambio de nada. El resultado, un sistema de salud incapaz de atender a la población.
En protección al ambiente se ha optado por romper ecosistemas, desforestar miles de hectáreas, impulsar inversiones en hidrocarburos, aumentar el uso de combustóleo, eliminar estudios de impacto ambiental, desproteger áreas sensibles, y en general un desprecio por la sustentabilidad, por lo que se pone el riesgo la vida de muchas generaciones de mexicanos en el futuro cercano y mediato.
En materia económica a través de eliminar certidumbre, ahuyentar inversiones, desconocer procedimientos legales, violentar obligaciones contractuales, denostar empresarios, y atentar contra el buen funcionamiento del mercado, estamos cayendo en una situación de estanflación que amenaza con que el acumulado de todo el sexenio pueda ser un crecimiento negativo del PIB nacional.