Hoy, ese ogro gigante que metafóricamente construyó Paz empieza a tomar forma nuevamente, esta vez en manos de quienes actualmente ostentan el poder y gobiernan, quienes ofrecieron transformar al país, pero construyen su ominipresencia y omnipotencia desde el clientelismo, la corrupción y el patrimonialismo.
Premian para construir las clientes que les aseguren triunfos electorales, siendo esta la apuesta más importante para que el gigante perdure, y castigan sancionando sentencias o señalamientos y linchamientos mediáticos a todos aquellos que evidencian sus excesos y abusos.
Cooptan a instituciones y premian a sus integrantes con el manto protector del poder que ostentan, cuando resuelven favorablemente a sus intereses, y castigan la disidencia con presiones, amenazas e incluso remociones.
Premian con cargos e impunidad a quienes se dejan manipular, abusan del poder, y pregonan la falsa austeridad, siempre y cuando beneficien al gigante para hacerlo más poderoso. Por el contrario, castigan a quienes desde la independencia y amparados por la autonomía hacen valer la Constitución y la ley.
Premian la lealtad incondicional y toleran la visión patrimonialista de quienes con excesos se conducen en el ejercicio del poder, pero castigan a aquellos que con datos y argumentos señalan las deficiencias del sistema y la toma de decisiones.
El ogro se ha ido fortaleciendo nuevamente a partir de la concentración de poder, la cooptación de las instituciones y la complicidad de quienes están dispuestos a anteponer sus intereses personales a la Constitución o los derechos de la ciudadanía.
Ahora estamos frente a un poderoso y gigante ogro transformador que busca dar un siguiente paso a través de la reforma electoral, en la que nuevamente habrá premio para quienes no pongan resistencia y castigo para aquellos que se atrevan a señalar las falencias y abusos de la reforma. Al final, se busca asestar otro golpe a la democracia, en esta ocasión los objetivos son la autonomía de la autoridad electoral, la independencia de las consejerías del INE, la pluralidad partidista y la representación política.
El gigante ogro no esta dispuesto a ceder, por el contrario busca hacerse más fuerte y su objetivo es el 2027, el reto será encontrar sus debilidades, internas y externas y trabajar para vencerlo, o al menos debilitarlo.