Si Donald Trump hubiera actuado con responsabilidad, asumiéndose como ejemplo de las medidas sanitarias esenciales, Estados Unidos quizá habría evitado al menos parte de la ola de muerte que lo convirtió muy rápidamente en el epicentro de la pandemia.
Ya futuros psicólogos tendrán que encargarse de explorar por qué Trump, teniendo el escenario puesto para actuar de manera responsable, decidió hacer lo opuesto. Pero algo está claro: en una crisis, el liderazgo importa.
Si el caso de Trump es un misterio, el de Andrés Manuel López Obrador es quizá peor. La popularidad del presidente de México es tal que su ejemplo implica un impacto muy superior.
Si López Obrador usara mascarilla cotidianamente, mucha gente haría lo mismo. Si López Obrador se aislara en el momento de tener síntomas, mucha gente haría lo mismo. Si López Obrador advirtiera de los riesgos de corto y largo plazo de la enfermedad, la gente actuaría en consecuencia. Pero, como Trump, el presidente de México insiste en el camino opuesto.