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#ZonaLibre | Flores Magón y la ardiente pasión del periodismo

¿Qué sería de una comunidad sin periodistas? En México es una profesión de alto riesgo. Que “el año de Ricardo Flores Magón” honre a todos y cada uno de los periodistas mexicanos en peligro constante.
mié 05 enero 2022 06:00 AM
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El presidente presentó el "Año de Ricardo Flores Magón".

Las heridas ancestrales y las injusticias lacerantes hacían que un puñado de ideólogos y estudiosos decidiera participar en la revuelta de la revolución mexicana, que ocurrió de 1910 a 1917.

Aunque algunos pensarían que se trató de una gesta bárbara entre “los pobres” contra el gobierno de Porfirio Díaz, iba mucho más allá: había un sentimiento de nación y justicia social que tenía mentes detrás. Existían los conservadores, quienes apoyaban ferozmente a Díaz y otros grupos que estaban completamente en contra del oaxaqueño.

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A pesar de que los contrarios al régimen tenían múltiples formas de pensar el futuro para el país, decidieron unirse a fin de derrocar –como luego lo lograrían- al llamado “dictador”.

Aunque dicen que “la historia la escriben los vencedores”, el tema de Ricardo Flores Magón es verdaderamente sorprendente bajo cualquier óptica del espectro político.

Nacido en Oaxaca, pero estudiado en escuelas de la Ciudad de México, Flores Magón arrancaría su lucha anti reeleccionista a la edad de 15 años, uniéndose al movimiento “obrero estudiantil”. A los 19 años ya se encontraba preso por primera vez, cuando a viva voz los inexpertos muchachos salían a gritar a las calles consignas contra el entonces presidente.

Así que el plan de Ricardo fue muy diferente: era importante llegar a las masas de forma más inteligente y asertiva. Para ello, decidió participar del periodismo en el diario “El Demócrata”, y entonces el periodismo mexicano sufrió su propia revolución, buscando respirar hacia la libertad de expresión que tanto atacaba Díaz.

Los hermanos de Ricardo; Enrique y Jesús se le unieron para emprender una lucha continua, pero el gobierno los encontró y luego de ser aprehendidos en varias ocasiones tuvieron que huir a Estados Unidos, desde donde imprimían el rotativo “Regeneración” y lo enviaban a México financiados por movimientos norteamericanos que apoyaban la causa revolucionaria.

Una gota que derrama el vaso

Ya muy conocidos, los hermanos Flores Magón volvieron a prisión en 1907. Su captura se había dado a conocer por el motivo de “Subversión al gobierno de Porfirio Díaz”, lo cual fue muy mal visto, incluso por los conservadores, quienes comenzaron a reconocer que el presidente estaba cometiendo abusos más allá de sus límites.

La noticia de la más reciente captura de los hermanos Flores Magón logró que el enojo de la gente se multiplicara y se unieran al partido que habían fundado llamado “Partido Liberal Mexicano”, que tenía como fin una revuelta armada contra el gobierno y también contra la propiedad privada. Sí, un partido anarquista.

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Mientras los hermanos estaban presos, sus seguidores tomaron las armas, y comenzaron cruentas batallas en Chihuahua y Coahuila, principalmente.

La ideología radical perturbaba incluso a los más férreos opositores al presidente, pero un suceso marcaría un antes y después para el triunfo de los distintos movimientos revolucionarios. Desde Estados Unidos llegó la noticia: “Asesinaron a Ricardo Flores Magón en su celda”.

El país entero sintió el escalofrío. Habían ya cientos de “mártires revolucionarios”, pero Ricardo era reconocido como un hombre no solo entusiasta por la política, sino por la cultura y la libertad de expresión. Habían atentado contra esos tres valores que representaba el periodista.

Aunque hasta la fecha no se sabe exactamente cómo murió –pues el gobierno norteamericano aseguró que se trató de un infarto–, Ricardo se convirtió en un pistón y una nueva causa para unir a los movimientos y finalmente derrocar al gobierno de Porfirio Díaz.

Una llamada urgente

El pasado 3 de enero, el presidente López Obrador dio a conocer que el 2022 será dedicado a la memoria de Ricardo Flores Magón. Casi coincide con que ayer conmemoramos en el país “el día del periodista”.

¿Qué sería de una comunidad sin periodistas? ¿Por qué Clark Kent en la mañana era reportero y en la tarde Superman? ¿Por qué el hombre araña, al ser Peter Parker tenía que trabajar como camarógrafo de fuente policiaca? ¿Por qué las investigaciones de Dick Tracy solían terminar publicadas en un periódico? ¿Qué verían los creadores de estos grandes personajes de ficción en el periodismo como para catalogarlos como héroes? ¿Será porque buscaban la verdad a pesar del peligro al que se enfrentaban?

Para nadie es un secreto que México es uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo en el mundo.

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Una de las periodistas de investigación más admiradas y reconocidas es Marcela Turati, quien hace unos días declaraba al Washington Post: “Siempre creemos que estamos bajo vigilancia… Creo que este tipo de periodismo de investigación es como una comisión de la verdad en tiempo real”. Una realidad incómoda para muchos.

Turati tiene razón. De acuerdo a registros oficiales, durante el mandato de López Obrador han sido asesinados 47 periodistas.

La libertad de expresión no es un tema a debatir cuando se trata de pelear o criticar en redes sociales. Pero, ¿qué pasa cuando los periodistas que no buscan ser conocidos, son quienes pisan los callos del narco y las esferas del poder corrompidas?

En ocasiones creemos que quienes salen en radio, televisión, prensa o los columnistas son quienes sostienen el periodismo, en muchos casos sí, en otros no tanto.

A quienes, en lo personal admiro profundamente son aquellos “sin rostro, ni nombre”; mujeres y hombres que apasionadamente trabajan en laboratorios periodísticos, desde las penumbras y frías redacciones, donde se hacen las pesquisas más extraordinarias para descubrir la verdad de los temas más tormentosos, los que en verdad nos afectan a todos.

Así recuerdo a mi amiga Miroslava Breach, quien por amor y pasión por “su sierra tarahumara” se enfrentó a todos los más siniestros personajes en política y narcotráfico. Terminó siendo asesinada frente a su hijo, un 23 de marzo del 2017.

Que “el año de Ricardo Flores Magón” honre a todos y cada uno de los periodistas mexicanos en peligro constante. Que el gobierno federal tome una actitud tenaz par protegerles. Que el revolucionario nos recuerde, que menospreciar el trabajo periodístico es retrógrada y contrario a la misión de la comunidad.

Porque como bien dice Antonio Guterres -Secretario General de la ONU- “Cuando se ataca a los periodistas, toda la sociedad paga el precio”.

* Dedicado a todos a todos aquellos que han dado su vida por la búsqueda de la verdad, a través del periodismo. Al que García Márquez llamaba “El oficio más hermoso del mundo”.

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Nota del editor: Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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