La plataforma de video Netflix, lanzó el pasado 24 de diciembre la película “No miren arriba”, protagonizada por los reconocidos actores Leonardo DiCaprio y Jennifer Lawrence.
Todo empieza cuando la estudiante Kate Dibiasky se encuentra estudiando la estrellas y descubre una anomalía. Entusiasmada, la chica se lo comunica a su profesor, el doctor Randall Mindy. Lo que debía de ser una grata noticia, se convirtió en el peor descubrimiento de la ciencia de los últimos tiempos: toda la humanidad está a punto de morir a causa de un inmenso cometa de varios kilómetros de diámetro, impactará contra el planeta y generará tsunamis y terremotos que arrasarán con la vida y con toda especie. Y solo quedan seis meses para que ocurra.
Para no ofender a quienes aún no ven la película, no daré mas detalles. No es necesario. Pero llama la atención, la crítica social que el equipo de producción logró plasmar.
La sátira es un cúmulo de eventos que suceden diariamente en nuestro entorno: la violencia, polarización política, avaricia, confusión, angustia, incertidumbre, entre decenas de adjetivos negativos. Es un retrato –un poco exagerado–, de lo que la pandemia ha heredado a la humanidad y aunque la trama es completamente distinta a la de un virus mortal, si logra hacer una reflexión de lo que hemos vivido los pasados dos años.
En la película, México casi no es mencionado. Pero tampoco es necesario darnos cuenta del paralelismo que existe entre la narrativa y una realidad en la que estamos sumergidos todos.