No es así. Y por increíble que parezca, la “mejor idea” que ha tenido hasta ahora la oposición es apostarle a que sus candidatos sean dos señores apellidados Colosio y De la Madrid.
El chiste se cuenta solo: cuando la oposición busca lo mejor de sí, sus mejores perfiles y cartas, lo mejor que encuentra es al viejo PRI. El PRI de Colosio y De la Madrid los inspira. La oposición le está apostando de manera simbólica al abolengo político, a la aristocracia gobernante, a los apellidos políticos de siempre. Es decir, a lo que la gente en 2018 ya rechazó.
La oposición no entiende que el votante está harto de las aristocracias, y las rechazará una y tantas veces como sea posible, hasta que se proponga una alternativa democrática e innovadora.
Comprendo que al presentar a Colosio y De la Madrid la oposición busca explotar el “reconocimiento de nombre”, la idea de que el votante apoyará a cualquiera que reconozca, independientemente de qué diga.
La oposición piensa que el votante no entiende nada, y con ello muestra con prístina claridad que quien no entiende nada es la oposición.
Alguien tiene que decirle a la oposición que México está asqueado de ser el país de unos cuantos apellidos, de un puñado, de los de siempre. Estamos hartos de ver cómo en casi todas las industrias, trabajos y profesiones, las mismas familias, las de toda la vida, siempre tienen el control. Es un insulto y un escándalo que, de la misma forma en la que los negocios más jugosos, las empresas más importantes y los contratos más grandes siempre estén en manos de los mismos apellidos, ahora también lo quieran hacer en la política.