Con relativamente poco dinero y echando mano de la coordinación con gobiernos locales, el gobierno de López Obrador ha transformado basureros en espacios culturales, áreas abandonadas en parques y concreto en áreas verdes. El impacto de estas obras y su apropiación por organizadores de base locales han convencido a múltiples personas de que Morena está usando de manera más eficiente los recursos del Estado.
En lo personal, he visitado múltiples centros culturales y visto cómo éstos han sido apropiados por las comunidades en un acto de ciudadanía imposible hasta hace unos cuantos años.
Finalmente, una tercera razón por la que López Obrador ha ganado popularidad es porque la oposición no ha logrado crear una narrativa de cambio poderosa. Inmersos en conflictos de interés o secuestrados por facciones internas, el PRI y el PAN no han sido capaces de explicar por qué fueron incapaces de apoyar el crecimiento de las clases medias desde 1982. Sin ninguna explicación, y con una narrativa que atribuye todos los problemas a López Obrador, cada día cavan más su propia tumba política.
Pienso que la oposición es incapaz de abanderar una agenda de cambio porque tienen demasiada cola que les pisen o porque sus aliados son parte del problema. No pueden proponer un cambio que los destruiría.
En general la popularidad de López Obrador proviene de aumentos reales en el poder adquisitivo de los trabajadores de más bajos recursos, un gasto social superior al de gobiernos pasados, una mayor inversión en infraestructura social y un diagnóstico acertado que no puede ser replicado por la oposición. Morena es popular porque ha logrado cambiar la vida de cientos de personas. Si las élites y sus analistas no lo ven es porque han claudicado a hacer análisis político, en favor de hacer un periodismo de élite que solo habla con fuentes del Club de Industriales.
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Nota del editor:
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