Así, aunque el presupuesto aparenta gastar más, en realidad, está desamparando a muchas familias en alta vulnerabilidad.
El segundo es que los aumentos se dan a costa de recortes en otras actividades del Estado, incluyendo organismos que tendrán labores críticas en 2022, como es el Instituto Nacional Electoral (INE). El INE estará encargado de realizar la consulta de revocación de mandato y no queda claro que ello vaya a ser posible del todo con el presupuesto aprobado.
La razón por la que el gobierno mexicano es incapaz de aumentar el gasto social sin recortar en otros lados es porque no se ha aumentado la recaudación de manera sustantiva. Como muestran los criterios generales de política económica de la Secretaría de Hacienda, en 2022 los ingresos tributarios serán de 14 puntos del PIB, poco menos de lo aprobado en 2021. Esto tampoco es muy diferente de la recaudación que teníamos en el 2018, cuando eran de 13 puntos del PIB.
Así, lo que parece ser un aumento en el gasto social es en realidad una simple reasignación que proviene de dinero que se recorta de otros lados.
Para tener un mejor Estado, uno que sea verdaderamente capaz de aumentar las oportunidades de todos los mexicanos, es necesario que el gasto social efectivamente suba y que llegue a las personas con mayor necesidad.
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