Las especulaciones solían darse sobre posibles contrincantes del mismo partido en el poder, aunque después se iban incluyendo aspirantes de los principales partidos de oposición. No faltaron las sorpresas, como en su momento Calderón; y las reconfirmaciones, como Peña.
Anteriormente, durante la llamada época hegemónica, la especulación comenzaba un poco más tarde, hacia los últimos dos años. Y solía enfocarse en actores de cargos muy específicos del gobierno federal. Ahora, la especulación es tan amplia como, en ocasiones, absurda.
Pero actualmente, ni siquiera llegamos a la mitad de sexenio cuando empezó la especulación. Y, a diferencia de antes que iniciaban los medios y opinólogos sin mucho que hacer, esta vez fue el propio Presidente quien dio banderazo al iniciar la especulación en una mañanera de junio pasado.
Desde entonces, todos se volcaron de lleno en el tema, especulando sobre todo quién será la o el privilegiado de la 4T que será ungido por su Líder, el Presidente, para sucederlo y “consolidar” este “histórico” proceso de “transformación”.
Como de costumbre, el Presidente marcó tanto la agenda mediática y pública, como el ritmo al que quiere que todos bailen. Y así ha sucedido en estos meses, cada vez más.
Todos hablan sobre los posibles 4Tistas que puedan realmente aspirar. En primerísimo lugar siempre la Jefa de Gobierno como gran favorita presidencial, seguida del secretario de Relaciones Exteriores; y no cercano pero como serio contrincante, el coordinador de los Senadores de Morena.
El presidente ha sabido jugar muy bien, posicionando en cuanto evento puede a Sheinbaum, incluso placeándola en distintos puntos del país. Eso ha abonado a confirmar la idea de que es su favorita, plantando la idea en muchos de que él ya se decidió y solo falta esperar a la elección.