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IA, ¿transformación o destrucción de empleos?

Si el mundo del trabajo no prioriza el diálogo social y las consultas con las personas trabajadoras, habrá resistencias y dificultades para asimilar las nuevas tendencias digitales.
lun 29 diciembre 2025 07:03 AM
IA, ¿transformación o destrucción de empleos?
Es la hora de que los gobiernos desarrollen planes y políticas específicas para gestionar la transición. Y preparen sus mercados laborales para un futuro digital más justo e incluyente, considera Claudia S. Corichi. (iStock)

La súbita aparición de la Inteligencia Artificial ha inspirado un cúmulo de teorías y versiones sobre el impacto que tendrá en el mundo del trabajo. Desde las más ponderadas hasta aquellas que advierten de plano, una robotización inminente que modificaría de un plumazo los métodos y procesos productivos.

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Partamos de que la academia y especialistas no han logrado establecer una definición formal y universalmente aceptada sobre la IA. Se trata de un campo de la informática enfocado en crear sistemas que puedan realizar tareas que normalmente requieren inteligencia humana como el aprendizaje, el razonamiento y la percepción.

Estos sistemas tienen la capacidad de procesar la información derivada de los datos, ejecutar algoritmos y asumir decisiones para lograr un objetivo. Aún estamos interiorizando y conociendo los alcances de esta tecnología en nuestras actividades y rutinas diarias y, como suele ocurrir ante terreno desconocido, se reproducen las voces que construyen un relato alrededor de la IA y el futuro del trabajo.

El 24% del empleo mundial se encuentra en ocupaciones potencialmente expuestas a la IA generativa (que busca imitar la creatividad humana y producir resultados innovadores). La exposición entre las mujeres es mayor: en los países de ingresos altos, los empleos con mayor riesgo de automatización representan el 9.6% del empleo femenino, respecto al 3.5% entre los hombres.

Estos datos se desprenden del Índice Global de Exposición Ocupacional elaborado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que ofrece un marco metodológico para evaluar el impacto de la IA generativa en el empleo en distintos países y sectores.

Este reporte actualiza uno similar hecho en el año 2023, incorporando los últimos avances tecnológicos; desde entonces los cambios son notables ya que la OIT ha aumentado en más de 50% el número de empleos “potencialmente automatizables”.

Conviene apuntar que las dificultades de acceso a las llamadas carreras STEM (ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas) entre mujeres y hombres, crea brechas digitales y de desigualdad.

El impacto de la digitalización y de la IA no es homogéneo ni avanza a una misma velocidad. Existe una notable brecha digital entre economías desarrolladas y emergentes debido a las diferencias en la infraestructura instalada, las habilidades digitales, así como el acceso desigual a Internet de banda ancha (fibra óptica) al interior de los propios países tanto en áreas urbanas como rurales.

Según el estudio, es más probable que la IA generativa transforme los trabajos en lugar de eliminarlos. La automatización completa del empleo sigue siendo limitada, ya que muchas tareas que pueden realizarse con mayor eficiencia aún requieren intervención humana.

Para la OIT, las mujeres son más susceptibles a los efectos de la automatización debido a que están sobrerrepresentadas en ocupaciones más expuestas, como los trabajos administrativos. Entre los empleos que tienen mayor riesgo de automatización se encuentran los de procesamiento de textos, contabilidad, estadísticas, finanzas, seguros o los departamentos de personal.

La IA ya se utiliza en actividades asociadas a recursos, talento y capital humano para la contratación, la asignación de tareas, la supervisión y la evaluación de los trabajadores. Sin embargo, aquí aparecen los contrastes: por un lado, se mejora la productividad, pero por el otro se crean algoritmos para descalificar o discriminar ex ante a quienes buscan un empleo.

La expansión de esta tecnología va a un ritmo frenético. Aunque sólo el 24% de los empleos en el mundo (equivalentes a 838 millones), están expuestos a este nuevo escenario, la IA podría afectar más a las mujeres (un 28% de sus empleos, o 390 millones) que a los hombres (21%, 448 millones) según el propio informe de la OIT.

Más allá de la productividad, se plantean desafíos en cuanto a la autonomía de los trabajadores y la naturaleza de sus trabajos. Con independencia del número de empleos que se verán afectados, también debe ponerse el foco en su calidad y los efectos que traerá en los salarios y las condiciones laborales.

Si el mundo del trabajo no prioriza el diálogo social y las consultas con las personas trabajadoras, habrá resistencias y dificultades para asimilar las nuevas tendencias digitales.

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Las principales conclusiones de la máxima agencia de la Naciones Unidas en materia de trabajo son que la mayoría de los empleos se transformarán, en lugar de ser destruidos y que la IA habrá de automatizar algunas de sus tareas, no todo un empleo. Estos hallazgos echan por tierra los argumentos sobre la pérdida masiva de fuentes de trabajo.

Resultará inevitable asimilarnos a los asistentes virtuales o el Internet de las cosas, lo cual no significa permanecer impasibles. Es la hora de que los gobiernos desarrollen planes y políticas específicas para gestionar la transición. Y preparen sus mercados laborales para un futuro digital más justo e incluyente.

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Nota del editor: La autora es titular de la Unidad de Igualdad de Género y Cultura de la Fiscalización de la ASF. Las opiniones de este artículo son responsabilidad única de la autora.

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