La reciente discusión sobre la reforma eléctrica ha provocado varios cismas al interior de Morena pero sobre todo, le ha traído problemas al mandamás de Palacio Nacional. La estridencia con la que se maneja Bartlett asombra a más de uno y es que, en medio de una reforma con tantas implicaciones y consecuencias, Bartlett se ha lanzado contra la iniciativa privada de manera abierta y ha puesto en marcha la maquinaria de la CFE para promover sus falsos diagnósticos y maniqueos discursos; todo con argumentos soberanistas y trasnochados. Para que se den una idea, Bartlett asegura que los motivos que impulsaron la reforma constitucional en materia eléctrica, “fueron las figuras abusivas que se establecieron con la política neoliberal”, que “crearon un mercado simulado de competencia, que solo ha propiciado la desaparición de la CFE y un robo al Estado”.
Estas posturas le han valido ya enfrentamientos con el CCE, las cámaras empresariales, pero también, con el morenismo. Tan fue así, que el Senador Monreal le tuvo que corregir la plana y pidió “mantener recato y prudencia” en el marco de la reforma, pues el Legislativo es quien tiene la última palabra.
Mientras, Bartlett insiste que la actual reforma “es un atraco” y “un sistema oligárquico”, los pasillos del morenismo lo ven más afuera que dentro, y es que en recientes días se rumoraba que su salida era inminente. Lo que resulta extraño es cómo un personaje con ese historial y carrera forma parte de la selecta camarilla de Palacio Nacional. Si bien desde el inicio del gobierno las quejas por mantenerlo en el gabinete ya estaban presentes, ahora más que nunca lo ven como un piromaniaco dispuesto a quemar a todo el gobierno con tal de que sus ambiciones y caprichos se cumplan.
Alguien pensaría que un tipo como Bartlett no tiene futuro político, pero el problema es que siga presente en la vida política del país. Por eso habrá que preguntarnos ¿a qué le teme Don Manuel que busca hacerse de tanto poder? Y ¿qué le debe el presidente a este impresentable?