El presidente con visión moderna y de futuro
El presidente del PAN en la Ciudad de México tiene 36 años, tiene novia y un hijo. Estudió las carreras de Ciencia Política y Economía en el ITAM, es maestro en Gobierno y Políticas Públicas por la UP y actualmente estudia un MBA en el ITAM. Su apellido lo delata. Forma parte de una familia de circo, mismo que se fundó en 1888 y donde aspira a poder colaborar más adelante. Sangre llama. Americanista desde pequeño (nadie es perfecto) y muy estudioso de las finanzas de la ciudad, está preocupado por la ausencia de un plan de recuperación económica. Está aprendiendo a jugar tenis y tiene posturas mucho más liberales que las de un panista tradicional. O sea, no es del yunque, por lo que asegura que su partido debe tener una visión mucho más social y que quiere ser factor de unidad en la alianza PAN-PRI-PRD.
No se supo mucho, pero la alianza con el PRI y el PRD capitalinos comenzó hace más de dos años. Fue la alianza pionera y la que mejores resultados dio a nivel nacional. Sus pares, Nora Arias e Israel Betanzos, fueron diputados con él hace seis años. ¡Quiuboles!
Reconoce que no pueden fallar
Amante de la estrategia y de las decisiones basadas en la mayor cantidad de información posible, sabe que si quiere que su partido crezca en el 2024, los panistas deben gobernar bien en las alcaldías que ganaron y que en el Congreso de la Ciudad de México no pueden ser solamente críticos, sino que deben resolver los problemas públicos como los feminicidios, la falta de presupuesto para el transporte público y la falta de agua. No comparte la visión de la ciudad partida en dos. Al contrario, dice que esa lectura aumenta la no deseable polarización ciudadana.
En campaña recorrió las 16 demarcaciones y dice que vio la decepción generalizada por los gobiernos de Morena. Cree que, si ofrecen buenos resultados y son una oposición firme y congruente ante las ocurrencias y la caída en la aprobación al gobierno, el PAN puede proponer un nuevo proyecto para la Ciudad de México.