La estrategia del gobierno tiene tres ventajas: (1) los argumentos son fáciles de entender para el pueblo y (2) crean una narrativa que genera disgusto entre la gente común que los escucha, y, (3) no plantea la reforma como un dilema entre estar a favor o en contra de la cuarta transformación sino entre dos pasados, el glorioso de las expropiaciones y la soberanía de los recursos de la Nación o el de la privatización, abuso y enriquecimiento de las élites. Este último tiene dedicatoria al PRI. ¿De qué lado de su historia está? ¿Del lado de Cárdenas y López Mateos o del lado de Salinas y Peña Nieto? Con ello, el gobierno pretende generar una corriente de opinión pública que eleve a diputados y senadores priistas el costo de oponerse a la reforma eléctrica.
Otra ventaja adicional del gobierno es la debilidad de sus opositores. En primer lugar, mientras que la narrativa del gobierno es consistente y se presenta de manera integral, los críticos, a excepción del esfuerzo del Consejo Coordinación Empresarial, presentan discursos parciales que se enfocan en su área de interés. En segundo lugar, los empresarios y críticos del gobierno recurren a argumentos cuyo objetivo son los círculos políticos y económicos dentro y fuera de México, pero que no tocan el corazón del ciudadano común: que si la violación de los tratados internacionales, que si el estado de derecho, que si se espantan capitales, que si las cuantiosas indemnizaciones, que si no se vale cambiar las reglas del juego. Los argumentos parecen reflejar más las preocupaciones de un empresario que las inquietudes más sencillas de un trabajador y su familia.
En este sentido, el discurso presidencial cobra sentido para el ciudadano porque la reforma energética vigente se presenta como hecha para favorecer a una élite que se enriquece porque paga menos por la luz. ¿Cómo podría el ciudadano evaluar las bondades de esa reforma en su vida diaria, y oponerse a la de López Obrador, si poco se ha hecho para explicarle sus beneficios? Como en el caso del aeropuerto de Texcoco, ¿porqué un ciudadano se movilizaría en contra de la decisión del gobierno si no sabe los perjuicios que podrían generarle?