Aunque todavía no tenemos resultados definitivos, pues en la gran mayoría de los estados los cómputos finales aún no se llevan a cabo y tanto a nivel federal como local faltan por realizar las asignaciones de diputaciones de representación proporcional y las regidurías que por este principio se distribuyen, en un primer vistazo es posible advertir tres cosas: (i) la ciudadanía entendimos la importancia que tiene esta elección y salimos a votar masivamente, aunque el 48% del electorado no lo hizo, la participación fue alta en comparación con otras elecciones intermedias, (ii) la pluralidad se impuso, a diferencia de 2018 en donde los amplios triunfos de Morena fueron la noticia, ahora vimos elecciones competidas, alternancia y pluralidad política tanto en la conformación de la Cámara de Diputados como en las gubernaturas, y (iii) tenemos una autoridad electoral, el Instituto Nacional Electoral capaz de organizar elecciones de gran calidad y bajo contextos de polarización y violencia sumamente complicados, debemos reconocer que el INE es una pieza fundamental de nuestra democracia.
Es difícil señalar un ganador absoluto o un perdedor total dentro de las elecciones, pero trataré de dar algunas conclusiones respecto de los resultados preliminares que tenemos hasta ahora: