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Elección 2021: saldos

Los resultados fueron mixtos, parciales, toda generalización al respecto es susceptible de ser calificada con contrapuntos y matices. No hubo ganadores indiscutibles ni perdedores absolutos.
mar 08 junio 2021 06:00 AM
Morena conservó casi sin cambios su posición en Diputados y ganó 11 gubernaturas.

El domingo pasado hubo tantos puestos en disputa que casi todos los partidos pueden cantar, de un modo u otro, algún tipo de victoria. No me refiero a la achacosa rutina de declararse ganadores antes de tiempo, ya sea para mantener movilizadas a sus bases, para prepararle el terreno a alguna impugnación o para elevarle el costo a los adversarios de reconocer su triunfo. Me refiero a que los resultados fueron mixtos, parciales, a que toda generalización al respecto es susceptible de ser calificada con contrapuntos y matices. A partir de las cifras disponibles ayer en la tarde, el saldo parece ser que no hubo ganadores indiscutibles ni perdedores absolutos.

Bueno, salvo por los tres partidos “nuevos” (Encuentro Solidario, Redes Sociales Progresistas y Fuerza por México), que no lograron los votos suficientes para conservar el registro. A esos sí no les alcanzó ni para el más modesto reintegro.

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El PRD pierde la gubernatura de Michoacán (ya solo le queda una, la de Quintana Roo) y sale más o menos tablas en la Cámara de Diputados. Quizá tenga una bancada un poco más numerosa que la anterior, pero de dimensiones de todos modos tan reducidas (entre 12 y 21 curules) que no hará mayor diferencia. Gana, sin embargo, porque consigue mantener su registro. No es la más emocionante de las noticias para un partido que en mejores épocas contendió con solvencia por la presidencia de la república o llegó a ser segunda fuerza en la cámara baja. Pero tratándose de una agrupación francamente moribunda, que desde hace tiempo da la impresión de tener las horas contadas, tres años más de vida no resultan tampoco nada despreciables.

El PRI también tuvo un desempeño muy de premio de consolación. De las 15 gubernaturas en disputa controlaba 8 y las perdió todas: siete con Morena, una con la coalición PT/PVEM. En Diputados, no obstante, su bancada crecerá en el orden de entre 15 y 30 curules. El otrora partidazo luce irreconocible, como el personaje de aquella vieja canción “flaco, cansado, ojeroso y sin ilusiones” pero con la sonrisa forzada de que, aún así, puede preciarse de ser tercera fuerza en la Cámara. Quizá sonríe para no llorar.

Movimiento Ciudadano queda más o menos igual en diputados, pero en la medida que consigue ese resultado sin haberse aliado con otras fuerzas, como en 2018, es un empate con sabor a victoria. Su apuesta más fuerte, además, no estaba en San Lázaro sino en Nuevo León, donde ganó la gubernatura y la alcaldía de Monterrey. En otros estados, por si fuera poco, no gana pero tiene un crecimiento sobresaliente.

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El PAN conserva las gubernaturas de Chihuahua y Querétaro, aunque pierde las de Baja California Sur y Nayarit. En la cámara no solo mantiene su condición de segunda fuerza sino que lo hace, encima, creciendo su bancada por alrededor de 30 curules y convirtiéndose en la única fuerza aparte de Morena con más de 100 diputados. Su alianza con el PRI y el PRD reporta en la Ciudad de México el que tal vez sea su mejor rendimiento: antes, entre los tres, gobernaban cuatro alcaldías; ahora gobernarán en nueve.

Morena enseñó el músculo en las gubernaturas como hace mucho tiempo no lo hacía ningún partido. Mantiene Baja California y gana la friolera de 10 gubernaturas más, mostrándose en muy buena forma electoral a pesar de sus conflictos internos y del costo de llevar casi tres años en la presidencia. En la Cámara de Diputados rompe la regla de que en las elecciones intermedias el partido en el poder siempre pierde curules: tendrá entre 2 y 12 más que las que ganó en las urnas en 2018. No obstante, paga una cuantiosa factura en las alcaldías del flanco poniente de la Ciudad de México, misma que deja en mal estado a la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, de cara a la carrera sucesoria en 2024.

Por último, el PT y el PVEM se gradúan al siguiente nivel en las malas artes del oportunismo político y aprovechan con éxito su vocación de partidos rémora. En la Cámara de Diputados, y en parte gracias al convenio de coalición con Morena, el Verde multiplica por entre 3 o 4 el tamaño de su bancada. El PT pierde algunas curules, pero dentro de todo se defiende. En San Luis Potosí dan el campanazo y, rompiendo su alianza con Morena, logran que su candidato se imponga (a pesar de fuertes señalamientos en su contra por vínculos con el narcotráfico) para la gubernatura. Sabrán capitalizar el hecho de que la minoría simple que ganó Morena depende de ellos para convertirse en mayoría absoluta.

El mapa político ha cambiado significativamente. Queda por ver qué tanto ese cambio se traduce ahora en diferencias sustantivas.

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Nota del editor:

Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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