El lado ciudadano de la democracia es parte fundamental de la representación política. Particularmente, en tiempos de campaña electoral, a los ciudadanos se nos recuerda que debemos conocer, monitorear y evaluar a nuestros candidatos para después “no arrepentirnos” de haber votado por determinada opción.
No obstante, cuando uno intenta obtener información sobre el proceso electoral y los candidatos las cosas se complican bastante. En casos como México, por ejemplo, un ciudadano que quiera saber sobre sus candidatos a diputaciones federales, tiene que conocer que la geografía electoral asume la existencia de distritos tanto federales como locales; que cada distrito representa una posibilidad de asiento en la legislatura; que tenemos un sistema electoral mixto; que su voto distrital para diputación de mayoría relativa se contabiliza dentro de una circunscripción plurinominal con un tamaño de 40 asientos; que los partidos pueden hacer coaliciones; que las coaliciones pueden no ser iguales para todos los distritos; entre muchas más cosas. Cuando el ciudadano finalmente comprendió toda esta complejidad lo más probable es que ya no le interese saber más de política.