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#BuróParlamentario | El otro sorteo de Morena

En recientes días, hemos visto cómo en Morena ha crecido el descontento por la selección de candidatos, ahora la cúpula morenista enfrenta un reto con el reparto de diputaciones plurinominales.
lun 29 marzo 2021 11:59 PM
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Morena realizó el proceso de insaculación para ocho de 16 candidaturas a una diputación local en la CDMX.

Además de la rifa del avión presidencial, Morena tiene otro sorteo pendiente. El de las candidaturas a diputaciones federales de representación proporcional.

La primera boleta en la que los ciudadanos vimos impreso el logotipo de Morena, fue la del proceso electoral intermedio de 2015. En aquella elección este partido implementó un método poco ortodoxo para elegir a dos terceras partes de sus candidaturas de representación proporcional (RP) a la Cámara de Diputados.

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De una lista de tres mil afiliados a Morena, designados mediante asambleas distritales previas (10 por cada distrito electoral federal), se seleccionaron mediante sorteo, los nombres que aparecerían en las listas de RP del partido.

En aquel año, la regla fue que los nombres, aleatoriamente seleccionados, se irían colocando en orden descendente, en cada una de las 5 listas plurinominales del país. Por cada 2 militantes seleccionados en la tómbola se reservaría un lugar para candidatos externos (académicos, activistas o personas con amplia trayectoria política). Esta “fiesta cívica”, como la llamó el presidente de la comisión nacional de elecciones de Morena, se repitió en el proceso de selección de 2018, siguiendo prácticamente los mismos principios.

Para 2021, la comisión de elecciones de Morena anunció que este proceso será diferente. En esta ocasión se ha decidido reservar los diez primeros lugares de cada una de las 5 listas, para militantes de alta jerarquía. El sorteo seguirá siendo empleado como método de selección de candidatos pluris, pero este principio solo se usará para los últimos 30 lugares de cada lista.

Si consideramos las más recientes encuestas, lo más probable es que, en promedio, accedan 14 diputados de RP de Morena por circunscripción. Con esto, menos del 30% de los pluris de Morena entrarán a la cámara por sorteo. A diferencia de 2015 y 2018 cuando este porcentaje ascendió al 66%.

Si bien este método de selección parece novedoso, no es una invención reciente. Por ahí del año 370 A.C., los atenienses comenzaron a emplear un monolito rectangular de unos 1,65m de alto, para elegir a sus representantes. Esta piedra llamada kleroterión tenía pequeñas ranuras en su cara frontal, las cuales estaban ordenadas alfabéticamente en columnas con varias filas hacia abajo. En las distintas ranuras cada ciudadano que hubiera pasado un examen médico previo podía introducir una placa de plomo o madera (llamada pinakión) con su nombre. Posteriormente, se giraba una ruleta que indicaba la posición exacta de una ranura. El ciudadano cuyo pinakión estuviera en las coordenadas indicadas por la ruleta, terminaba siendo electo para ocupar un cargo en el bulé o asamblea, que, al igual que nuestra actual Cámara de Diputados, estaba conformada por 500 personas.

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Más allá de la creatividad de este sistema, lo más importante del kleroterión era el mensaje que daba a la población. Cualquier ciudadano, sin importar su riqueza o ideas podía ocupar un cargo político. Además de que garantizaba el principio de imparcialidad, pues una vez electo para esta responsabilidad que duraba un año, un cuidando no podía volver a ocupar el cargo. Esto hacía que, al terminar su mandato, los gobernantes se convertirían en gobernados, por lo que las leyes que hacían, les eran aplicadas.

Estas ideas románticas de la democracia ateniense suenan muy atractivas. Y puede decirse que fueron funcionales en su tiempo. Sin embargo, la pregunta derivada de todo esto es: ¿podría ser útil para nuestra democracia un método así? Es decir, si garantizaría representantes más sensibles que antepusieran el interés ciudadano por encima de cualquier otra presión política.

La información que hemos recabado en Buró Parlamentario apunta a que los diputados de Morena electos por tómbola no han actuado de manera muy distinta a los demás pluris de Morena. Sus niveles de productividad, agendas y disciplina partidista son prácticamente iguales. Por tanto, más allá del mensaje simbólico (el cual considero es importante y contundente), este método hasta ahora, parece no generar grandes cambios en el comportamiento de los legisladores ni en las piezas legislativas que produce la asamblea.

Otro aspecto que importa tener en cuenta es que la “fiesta democrática” de Morena, que en 2015 y 2018 permitió un alto porcentaje de candidatos electos por azar, ha empezado a dar paso a métodos más cerrados como el que se empleará en 2021. Dado que el comportamiento de los legisladores no cambia mucho en función de la forma en que fueron seleccionados (es decir, los sorteados no son ni más ni menos disciplinados que las vacas sagradas del partido), la decisión de reservar 10 lugares VIP por lista en 2021, responde más bien a las problemáticas internas que implica para cualquier partido la selección de sus candidatos.

En días recientes hemos visto cómo en el interior de Morena ha crecido el descontento entre sus integrantes por la selección de algunos candidatos, ya sea por su pasado en otros partidos o porque no provienen desde las bases del partido.

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Así, el hecho de que la cúpula morenista haya decidió reservar aproximadamente 70 lugares en San Lázaro, servirá para que el actual presidente, Mario Delgado haga una repartición que deje contentos a los grupos más importantes dentro del partido.

Parece contradictorio cómo un movimiento que se planteó regenerar la democracia y que dio un mensaje tan importante en 2015 y 2018 eligiendo a sus candidatos por sorteo, ahora empiece a recurrir a los mismos métodos que los demás partidos. Si bien el sorteo sigue existiendo, como ya se vio, este tendrá un impacto menor que en veces anteriores.

Este fenómeno de centralización paulatina en la selección de candidaturas ha demostrado ser común a todos los partidos. En 1911 Robert Michels documentó cómo los partidos socialistas alemanes, que se vendieron como los salvadores de la democracia desde finales del siglo XIX, terminaron convertidos en máquinas de piedra, lideradas por oligarquías que se reservaban para sí mismas las candidaturas, las decisiones y los recursos del partido. Queda por ver si Morena sufre ese mismo destino.

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Nota: Sergio A. Bárcena es doctor en Ciencia Política por la UNAM. Especialista en Poder Legislativo. Investigador del Tec de Monterrey y director de la asociación Buró Parlamentario.

Buró Parlamentario es una asociación civil que busca vigilar al Poder Legislativo promoviendo una ciudadanía informada, activa y participativa.

Twitter: @BuroParlamento

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Nota del editor: Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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