Nos aproximamos rápidamente a la elección más grande de la historia de México. En un panorama completamente polarizado. Las campañas que arrancarán oficialmente el próximo mes de abril tienen la complejidad de que, por primera vez, no se contará con eventos masivos y los candidatos tendrán que pelear en redes sociales y medios alternativos.
Los problemas de México no han cambiado mucho desde las elecciones del 2018: la pobreza y la corrupción avanzan, la violencia se sigue enseñoreando de los poblados y ciudades. Aún existe el desinterés de un gran número de votantes por participar. Los partidos políticos han hecho enroques que han desconcertado y el “chapulineo” de candidatos que apenas hacía unos días defendían a un partido y luego “saltaron” a otro sin importar las ideologías o causas, se han convertido en una plaga por todo el país.