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#ColumnaInvitada | Las elecciones más grandes (¿y más confusas?) de la historia

No debe perderse de vista que en las próximas elecciones se participará en un tablero fragmentado; en algunos municipios, por ejemplo, se podrá votar por el PRD, pero terminar apoyando al PRI.
mar 23 marzo 2021 11:58 PM
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Las coaliciones han hecho que los seguidores de un partido terminen apoyando a un exopositor, según los convenios firmados en cada estado.

Las del 6 de junio serán las elecciones más grandes y más confusas en el peor momento de la historia del país. Se trata de los comicios en los que estará en juego el mayor número de cargos y en los que podrá votar el mayor número de ciudadanos. Pero este ejercicio se desarrollará en medio de una pandemia que ha producido consecuencias realmente negativas en lo económico y lo social. También tendrá efectos en el desarrollo democrático, aunque falta tiempo para conocer sobre su profundidad.

El aspecto logístico de las próximas elecciones es todo un reto, y sin embargo se da por sentado que se desarrollarán sin contratiempos. Poco se repara en los esfuerzos que realizan las instituciones electorales para cumplir con su cometido. De manera soterrada los institutos locales hacen lo que pueden para cumplir con su responsabilidad. No sólo cuentan con menos recursos, sino que, no debe olvidarse, también han sido afectados por la pandemia: el mayor desafío de logística electoral en México se desarrolla con menos recursos y con menos personal.

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La numeralia es más o menos conocida y permite tener una idea del reto: 21 mil 368 cargos en disputa, entre ellos 500 diputaciones federales, 15 gubernaturas, mil 63 diputaciones locales y mil 926 presidencias municipales y alcaldías. Pero hay un aspecto mucho menos advertido y tiene que ver con las múltiples combinaciones partidarias en lo que respecta a la postulación de candidatos.

Las cúpulas partidarias han generado una serie de acuerdos que no pueden homogeneizarse, que no pueden ser aplicables a todo el territorio nacional. Lo local importa y las interacciones e intereses son multiterritoriales. La lógica de los partidos es estratégica, con el propósito de crear mejores condiciones, ya sea para desempeñar su papel desde la oposición o en el ejercicio del gobierno. Pero no debe perderse de vista que se juega en un tablero no sólo plural, sino fragmentado.

Si ya de por sí invitar a los ciudadanos a acudir a las urnas garantizando su salud resulta una tarea complicada, además está por verse si tendrán la claridad necesaria para conocer las opciones que se les ofrecerán en la boleta y generar, con su voto, las configuraciones políticas, equilibrios y contrapesos que consideren mejores para lo que viene: la recuperación postpandemia, un proceso de mediano y largo plazo.

¿Se está haciendo lo posible para que el ciudadano pueda afrontar las múltiples boletas que recibirá en unas semanas? Hay partidos que resultaron ser grandes aliados en la búsqueda de una curul en la Cámara de Diputados, pero que en el nivel municipal son recios adversarios. La oposición que se desangra a sí misma en un territorio busca curar sus heridas ganando, en lo federal, un espacio que detenga su camino a la irrelevancia frente al proyecto encabezado por el presidente López Obrador.

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Las dos grandes coaliciones que se conformaron a nivel nacional permitirán que PAN, PRI y PRD (Va por México) disputen unidos 219 de los 300 distritos federales electorales (73%), en tanto que Morena, PT y Partido Verde (Juntos Hacemos Historia) harán lo propio en 183 (61%). En 11 estados el PAN, PRI y PRD lograron ponerse de acuerdo para postular a un mismo candidato, en otros cuatro las combinaciones son diversas: en Chihuahua el PAN y PRD compiten contra el PRI; en Guerrero y Nuevo León PRI y PRD van juntos contra el PAN, mientras en Querétaro cada uno tendrá a su propio contendiente.

Por tanto, si un ciudadano que vive en Acapulco, en el distrito federal electoral 9, decide votar sólo por el PRD en las boletas que se le presenten, estaría apoyando en realidad a candidatos del PRI, su adversario histórico: a quien el partido tricolor postule como candidato a diputado en ese distrito (dado que le corresponde de acuerdo con el convenio de la coalición Va por México) y al priista Mario Moreno Arcos que busca la gubernatura mediante la coalición Va por Guerrero (PRI-PRD).

Revisemos la entidad más poblada, el Estado de México. Si un ciudadano que vive en Soyaniquilpan de Juárez decide dar sus votos a Morena, en realidad estaría votando por una candidatura común en la que le corresponde postular a Nueva Alianza a su presidente municipal y --dado que se encuentra en el distrito federal electoral 1 con cabecera en Jilotepec de Andrés Molina Enríquez-- por un diputado del Partido Verde, según el convenio de la coalición Juntos Hacemos Historia.

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Quizá los militantes de los partidos estén al tanto de los acuerdos de sus líderes, aunque no necesariamente los aprueben. En el caso de los ciudadanos en general, ¿tendrán claridad para que sus cálculos políticos se vean reflejados en las boletas que recibirán?, ¿serán los efectos que resulten de los próximos comicios, hegemonía o generación de contrapesos, los que los ciudadanos querían lograr? Ojalá que sí, ya con los daños producidos por la pandemia tenemos suficiente.

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Nota del editor: el autor es politólogo. Doctor en Procesos Políticos. Profesor e investigador en la UCEMICH. Especialista en partidos políticos, elecciones y política gubernamental.

Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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