No conforme con ello, dicho sea de paso, se esforzó por asegurar que el desabasto de medicamentos fuera generalizado para todos los pacientes de instituciones del sistema público de salud, afectando económicamente a cientos de miles de familias, encima de la afectación en salud.
Ante la evidente falta de entendimiento sobre el funcionamiento económico del país, y apegado a prejuicios anacrónicos, desde su primer año el Presidente decidió depredar los fondos de estabilización creados durante décadas para poder hacer frente a eventuales crisis.
Adicional a los altísmos montos históricos que había usado en 2019, en 2020 desabasteció el Fondo de Estabilización de Ingresos Presupuestarios en casi 95%, y el de entidades federativas en más del 50%. En total, mermó los fondos de estabilización en casi 75%, dejando sin ahorros a los mexicanos.
Esto, adicional al desabasto de transparencia en compras públicas, que hoy son solo adjudicaciones.
Ya una vez arrancada la pandemia, el Presidente hizo esfuerzos sobrehumanos por minimizar el problema y hacer creer a la gente que en México nos libraríamos de sus terribles consecuencias, desabasteciéndonos de cualquier posibilidad de una estrategia sensata y sólida.
Con esa decisión, ha provocado millones de contagios, y cientos de miles de muertes por Covid; todos ellos quedaron con un desabasto total del derecho a la salud.
Encima de la tardada reacción por la crisis, por su desesperación el gobierno decretó cierres infundados de cientos de miles de empresas a partir de abril, sin un estudio de qué industrias debían permanecer en operación, provocando un desabasto grave de muchos productos básicos.