Pero esta crisis eléctrica, más que algo coyuntural, es prueba fehaciente de que el desabasto no es algo casual, sino el signo inequívoco del gobierno lopezobradorista. Y debería hacernos reflexionar si es también el signo que queremos para el futuro de México.
Este sexenio arrancó con una historia de desabasto con su primera acción de gobierno: el dispositivo contra el huachicol. Objetivo encomiable, pero por su claro desconocimiento del sector y nula experiencia de gobierno, solo generó un terrible desabasto de gasolina en el país, y no resolvió el huachicoleo.
Otra de sus primeras acciones de desabasto fue contra las mujeres, un sector de la sociedad que le había dado un importante voto de confianza al Presidente en las elecciones de 2018.
En lugar de pugnar por un país más incluyente y respetuoso de las mujeres, decidió desabastecer a las madres trabajadoras de sus estancias infantiles; y desabastecer a las mujeres víctimas de violencia de los refugios.
Un siguiente objetivo fueron los enfermos de cáncer, en particular los pacientes infantiles. Los desamparó a ellos y sus familias al provocar un severo desabasto de medicamentos contra el cáncer que ha durado hasta la fecha.