Para sobrellevar su condición minoritaria en las dos Cámaras, Fox inauguró un sistema de enlaces legislativos coordinado por su consejero jurídico, que se infiltraban al proceso legislativo desde etapas tempranas para cuidar las iniciativas de mayor importancia para el presidente. Posteriormente, Calderón dejó que cada Secretaría hiciera esa tarea de manera autónoma y Peña intentó reactivar la dinámica de enlaces coordinados, pero sin descuidar la relación con las cúpulas parlamentarias del PAN y el PRD.
Con AMLO, la injerencia del presidente en la Cámara ha sido totalmente distinta a lo que se vio en sexenios anteriores. En primer lugar (y a diferencia de los presidentes anteriores), la coalición que llevó a AMLO al poder reunió también una mayoría en San Lázaro. En segundo lugar, AMLO es el líder político y moral del partido político más fuerte a nivel nacional, además de ser una figura popular que comunica diariamente su agenda ante los medios.
La dinámica que estas condiciones han generado es la de un presidente que, desde sus conferencias mañaneras, anuncia a su partido, a la oposición, a los medios y a los ciudadanos, cuáles son los temas de mayor prioridad para su gobierno. Lo característico de esto es que su agenda no se construye en el largo plazo ni para cada periodo legislativo, sino que de pronto pueden surgir temas que AMLO lanza en las mañaneras como migajas de pan en aguas repletas de legisladores cuya tarea es identificarlos, masticarlos y digerirlos para convertirlos en piezas legislativas. Con esto diputados y senadores de Morena esperan obtener visibilidad tanto a los ojos de AMLO como entre el partido, los ciudadanos y los medios.
En esta mímica de “adivina lo que quiere el presidente”, hay peces más grandes que otros. La iniciativa para regular las redes sociales, promovida hace unos días por el senador Ricardo Monreal, nos ha permitido comprobar que él es uno de los peces más grandes en el estanque parlamentario. Ha madrugado al resto de los congresistas de su partido con iniciativas en temas prioritarios para el presiente pero que a AMLO le generarían un alto costo político si los promoviera como proyectos de reforma. La cancelación de las comisiones bancarias, la reforma Banxico, la fusión de los órganos reguladores y más recientemente la regulación de las redes sociales. En todas estas iniciativas, Monreal ha puesto su nombre por delante. Y en todas ellas, el presidente ha salido a decir: “gracias, pero siempre no”. En pocas palabras, el contrapeso más importante que ha tenido AMLO para detener las iniciativas que se le ocurren a AMLO, ha sido AMLO.