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No es ilegal, pero es inmoral

El lopezobradorismo, ese movimiento que denunciaba los abusos y aspiraba a moralizar la vida pública, ha postulado a un hombre acusado de acoso y abuso sexual como candidato a gobernador de Guerrero.
mar 02 febrero 2021 11:59 PM
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Salgado Macedonio en precampaña.

El de López Obrador solía concebirse a sí mismo como un movimiento que aspiraba a la moralización de la vida pública. De hecho, su fuerte nunca fueron las propuestas de reforma institucional ni los planes de política pública; fue, más bien, su capacidad para denunciar injusticias, para encender la llama de la indignación social contra cualquier hecho o comportamiento susceptible de ser considerado como una forma de abuso. Ser lopezobradorista se trataba, creo, menos de suscribir una determinada ideología que de compartir una cierta sensibilidad respecto a las asimetrías de poder, un profundo agravio al respecto y una muy efusiva confianza en que para combatirlas hacían falta, sobre todo, voluntad y liderazgo.

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Nuestro malogrado sistema de justicia le daba a esa sensibilidad, además, un argumento potentísimo: que la leyes no bastan, no sirven, no hacen diferencia. Por los altísimos niveles de impunidad que siempre han imperado en México. Porque en la práctica el “estado de derecho” ha fungido más como un instrumento muy a la mano de los poderosos que como un recurso al alcance de los sin poder. Porque muchas veces, demasiadas, “las normas aplicables” y las “instancias correspondientes” lejos de ayudar a combatir los abusos contribuyen a perpetuarlos, a normalizarlos, a dotarlos de una desmoralizante pátina de inevitabilidad.

¿Cuántas veces no hemos escuchado a algún personaje impresentable decir “si tienen pruebas, preséntenlas”, con la arrogancia de quien se sabe intocable, con la plena seguridad de que no pasará nada por más pruebas que haya? ¿O escudarse en que, a pesar de haber llevado a cabo una acción evidentemente abusiva, ningún juez lo encontró culpable, no hay proceso en marcha, sin sentencia en firme todo son meros dichos sin valor jurídico? ¿Y cuántas veces no ha replicado López Obrador que algo puede ser legal pero no por eso es moralmente aceptable? El alegato tiene sus problemas, sin duda, pero al menos tiene el mérito de hacer inteligible lo frustrante que puede llegar a ser la experiencia de esa legalidad a la mexicana, parafraseando a Ana Laura Magaloni, que decide los casos pero no resuelve las injusticias.

Hace un par de días el senador Félix Salgado Macedonio, sobre quien pesan varias acusaciones de acoso y abuso sexual, fue designado como el candidato de Morena a la gubernatura de Guerrero.

No importaron los cinco testimonios en su contra; no importó la carta que más de 200 diputadas, regidoras, consejeras y simpatizantes de dicho partido enviaron a su dirigente nacional no solo para que se reconsidere la postulación sino para que se brinden garantías de atención de las denunciantes en la Fiscalía del estado; tampoco importó la declaración de un exfiscal del estado en el sentido de que recibió instrucciones de no hacer la investigación a la que estaba obligado.

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Solo importó, al final, la voluntad del presidente López Obrador, quien sentenció que todo el asunto no era más que golpeteo propio de la temporada electoral. Mario Delgado lo secundó asegurando que “mientras Félix Salgado mantenga sus derechos políticos él es nuestro candidato, no hay ninguna sentencia por parte de ninguna autoridad que acredite que haya cometido algún delito. Denuncias puede haber muchas”. Así, el líder de un movimiento que aspiraba a moralizar la vida pública, que denunciaba los abusos y apelaba a la indignación social para combatirlos, terminó descalificando a las víctimas como si fueran sus adversarias políticas. Y el encargado del partido puso de pretexto esa misma noción de legalidad contra la que por tanto años protestaron para no hacerse cargo de la injusticia. ¿Y ellos son los que presumen que no son iguales a los de antes? ¿Que las cosas ya cambiaron? ¿Con qué cara?

Hay que decirlo en sus propios términos: la candidatura de Salgado Macedonio podrá no ser ilegal, pero no por eso deja de ser inmoral.

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Nota del editor:

Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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