El cinismo de la Fiscalía general al determinar el no ejercicio de la acción penal contra el General Cienfuegos el pasado 14 de enero –casi dos meses después de que el presidente López Obrador declaró que no habría cabida para la impunidad en este caso–, logró indignar no solo a la población mexicana sino también al país vecino del norte y confirmó que tristemente en nuestro país la justicia sigue sin tocar las altas esferas políticas.
Más aún, mantener en la obscuridad el supuesto análisis de las pruebas proporcionadas por Estados Unidos deja entre ver que es la propia Fiscalía quien sistemáticamente actúa como cómplice de las redes criminales, pues no es la primera vez que moldea y utiliza las propias normas jurídicas para simular justicia.