Las acciones del gobierno de México han sido poco eficientes, desarticuladas, carentes de perspectiva de género e interseccionalidad, dirigidas a criminalizar las protestas feministas legítimas, reflejando nuevamente la transgresión a los derechos humanos y políticos de las mujeres a manifestarnos y hacer uso de nuestra voz.
México se encuentra en una emergencia nacional y en una crisis de derechos humanos, vivimos en un país feminicida, ocupando el primer lugar en feminicidios y violencia sexual y... ¿qué tenemos como respuesta? Además de las omisiones antes conocidas, la reciente declaración que México es el número uno en la política feminista, evidenciando nuevamente que no se entiende nada. Hay que informarle al canciller que aún estamos muy lejos de ello, que el número de mujeres parlamentarias no es igual a tener políticas y prácticas feministas, que un país que no contempla a las mujeres carece de democracia, que un país que no tiene presupuesto para eliminar las brechas de desigualdad y discriminaciones no tiene políticas feministas.
Pese a lo anterior, este 2020 también fuimos testigas de la fuerza de los movimientos feministas, que no se detuvieron ante la pandemia ni el aislamiento. Somos quienes hemos alzado la voz incomodando al patriarcado y haciendo que nos tache de infiltradas. Hemos logrado, a través de la exigencia justa, la paridad de género en gubernaturas, los avances en la Ley Olimpia, las iniciativas para despenalizar el aborto, la 3 de 3 contra la violencia, el mantener el presupuesto de los refugios, acciones que han sido clave para garantizar los derechos de las mujeres y niñas de este país, y que el sistema patriarcal intenta invisibilizar. Hoy también les recordamos que cada logro ha sido gracias al trabajo de las mujeres, colectivas, ONG, feministas y legisladoras, no de la 4T.