“Nosotros operamos en apego a los derechos humanos, y eso implica que si una mujer está infectada con coronavirus y (su integridad personal) está en riesgo, por supuesto que le brindamos el refugio”.
Wendy Figueroa explica que la mujer víctima de violencia que sea diagnosticada con COVID-19 sí puede ingresar al refugio, con las medidas de cuarentena que se requiere para mitigar el virus, y si requiere hospitalización, ya hay un convenio con la Secretaría de Salud federal para su atención oportuna e integral.
El plan del gobierno
El pasado 27 de marzo, el gobierno federal presentó un plan para atender la violencia de género durante esta contingencia epidemiológica. Para entonces, activistas y organizaciones civiles, incluida la RNR, ya llevaban dos semanas señalando que el aislamiento aumentaría el riesgo para las mujeres que viven en situación de violencia.
Para Figueroa Morales, esto evidencia una vez más que el gobierno no ha atendido la otra epidemia que persiste en México: la violencia machista que cada día cobra la vida de al menos 10 mujeres, de acuerdo con estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
“Quienes hemos alzado la voz en estas desigualdades y violencia contra las mujeres somos las organizaciones y las activistas, y en esta contingencia no fue la excepción: desde hace tres semanas lanzamos la campaña ‘Aislamiento sin violencia, no estás sola’ previniendo que iban a haber incrementos de violencia, porque al convivir con tu agresor es evidente que va a desatarse una situación de mayor riesgo”, sostiene.
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Figueroa Morales puntualiza que el gobierno tardó en lanzar dicho plan pese a que el 8 de marzo, una semana antes de que repuntaran los contagios en el país, miles de mujeres tomaron las calles de las principales ciudades para exigir un alto a la violencia de género.
Respecto al eje principal del plan del gobierno, que es la línea directa al 911 para atender las llamadas de las mujeres víctimas de violencia, la activista considera que es funcional, pero carece de otras características importantes.
“Esa línea tiene que estar enlazada directamente y con geolocalización para que en cualquier momento, cuando una persona denuncie una situación de violencia, se tenga la ubicación exacta y no perdamos tiempo”.
Además, señala, el plan no está centrado en las mujeres indígenas, con discapacidad o adultas mayores, que son las más vulnerables en esta doble contingencia (el COVID-19 y la violencia de género).
“Este gobierno no está teniendo un enfoque con perspectiva enfoque en derechos humanos; ni tiene acciones efectivas ni puntuales. Hoy México tiene un gran reto: salir de esta situación de emergencia con el menor número de contagios y decesos, y salir de esta otra contingencia con menos asesinatos y violencias hacia la mujeres”, concluye Figueroa.