Y es que la comparación con otros grandes éxitos de la ciencia médica es reveladora. Desde la identificación plena del virus de la poliomielitis hasta el desarrollo de la célebre vacuna de Jonas Salk transcurrió toda la primera mitad del siglo veinte.
Poco tiempo después, en la década de los cincuenta, científicos estadounidenses tardarían casi 15 años en obtener una vacuna contra el sarampión. Otras enfermedades virales, como el VIH-SIDA, han estado entre nosotros por décadas, sin que la ciencia haya descubierto una vacuna.
Ingleses como la señora Margaret Keenan reciben la vacuna contra el coronavirus a menos de un año de que la enfermedad comenzara su devastador paso por Wuhan, China, y luego por el planeta. Es una proeza sin comparación.