“Sea la luz”
Derrotado, humillado por el coronavirus y la desgracia económica a la que nos encadenó, en México se vive un ambiente de muerte, como nunca antes había sucedido: violencia, feminicidios, violaciones, desapariciones, matanzas, peleas por el agua y la tierra, miseria, hambre y una polarización sin precedentes nos tienen atados a una situación deprimente y nada alentadora.
Ante este panorama desolador, el país recibe una noticia que se convierte en un bálsamo y refrigerio. No lo hizo ningún gobierno, lo hicieron otros mexicanos, con el sudor de su frente y el anhelo sincero de luchar desde lejos por sus familias y por ende, de su país.
En lo que va de este funesto año, las remesas que han llegado al país, desde el extranjero, ya suman 33,564 millones de dólares, un nuevo récord que se ha convertido en una de las poquísimas alegrías para los economistas mexicanos. En Banxico, consideran que al finalizar el año, se podrán alcanzar los 40,400 millones de dólares.
Ante esto, López Obrador dijo en su informe: “¡Es una especie de milagro social!". Y lo es, pues las imágenes religiosas y la devoción no fueron suficientes para un milagro, pero finalmente sí llegó, en forma de dólares que costaron miles de horas de duro esfuerzo. Cada centavo norteamericano se convirtió en la bendición para que nuestro país no se derrumbara por completo, luego de fiasco tras fiasco, de peleas inútiles, de tantos desencuentros entre el gobierno y las organizaciones sociales; entre tantos golpes en las presas e insultos dirigidos a la prensa y a quienes no piensan igual que el presidente.
Luego de tanta oscuridad, gracias a esos salvadores, a los millones de hermanos mexicanos que estando lejos no se olvidan de su tierra y parentela. ¿Qué seríamos sin ellos? ¡Benditos sean!
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