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#ElPersonaje | Emilio Zebadúa: impunidad a la carta

Ahora resulta que quien fue el encargado del manejo de los recursos de la Sedesol y de la Sedatu es una víctima de un esquema malévolo ideado por sus jefes.
vie 06 noviembre 2020 11:58 PM
(Obligatorio)
Emilio Zebadúa, excolaborador de Rosario Robles, es el personaje por su "ofrecimiento" de colaborar en las investigaciones de La Estafa Maestra.

No cabe duda de que la principal fuente de ocurrencias es el gobierno federal y en particular, Palacio Nacional. Pero lo que sacó risas y levantó cejas fue la puntada que en días recientes se aventó Emilio Zebadúa, excolaborador de Rosario Robles.

Zebadúa “ofreció” a la FGR su testimonio sobre lo que sabe de su paso por Sedesol y Sedatu y los presuntos desvíos para campañas electorales del PRI, la denominada “Estafa Maestra”.

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Dijo que se compromete a declarar en el juicio y solicitó el criterio de oportunidad a la FGR en aras de evitar la justicia. ¡Pero es que una cosa es solicitar el recurso de criterio de oportunidad y otra cosa es prostituirlo! Así es, usar la mentira como recurso para alcanzar la impunidad, diría el presidente López Obrador, “es muy bajo”. Hasta los ocupantes de Palacio Nacional lo trataron con desdén y muy poca seriedad.

Parece que la regla de que “el primero que raje gana”, le salió mal a Emilio y, bueno, una cosa es que al otro Emilio le haya servido –por ahora–, pero es que esta intentona lo pinta de cuerpo entero. Quienes lo conocen saben de dónde viene su actuar.

Ahora resulta que quien fue el encargado del manejo de los recursos de la Sedesol y de la Sedatu y, por tanto, quien firmó los convenios de colaboración con universidades que fueron señalados de irregularidades, ahora es una víctima de un esquema malévolo ideado por sus jefes.

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Hierba mala, nunca muere

Emilio hizo una licenciatura en Economía por el ITAM y otra en Derecho por la UNAM, y cuenta con un doctorado en Administración Pública por la Universidad de Harvard.

Su paso por la política inició allá en 1996 cuando fue consejero electoral del IFE hasta el año 2000.

Entre 2001 y 2003, se desempeñó como secretario general del Gobierno de Chiapas, a cargo entonces del gobernador Pablo Salazar Mendiguchía, quien, por cierto, fue detenido el 7 de junio de 2011 por delitos de peculado, ejercicio indebido del servicio público, abuso de funciones públicas, abuso de autoridad y asociación delictuosa.

En 2003, resultó electo como diputado federal por el PRD y en 2006 buscó la candidatura al gobierno de Chiapas, no obstante, al perderla frente a Juan Sabines, renunció al PRD y aceptó la candidatura del partido Nueva Alianza, pero declinó a favor de José Antonio Aguilar Bodegas, candidato del PRI-PVEM.

Más adelante, encontró refugio con, ni más ni menos, la maestra Elba Esther Gordillo. Fungió como presidente de la Fundación para la Cultura del Maestro del SNTE y más adelante sería una pieza clave para la materialización del gobierno de Rafael Moreno Valle en Puebla, quien llegó a la gubernatura con el respaldo del PAN-PRD-Convergencia y desde luego, Nueva Alianza.

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Con Moreno Valle, se desempeñó como asesor en materia educativa y fungía como la mano de la maestra que mecía la carrera política del poblano. Los fantasmas de la avenida Don Juan de Palafox que llevan al palacio de gobierno aseguran que “nunca fue un tipo de fiar, pero que su ambición de poder desmedida lo ha llevado a sentarse con quien se tenga que sentar, se lo aprendió a Rafael, es un tipo que tiene claro que el que pega primero pega dos veces”.

En 2012, se incorporó al gobierno primero como Oficial Mayor en Sedesol y, posteriormente, en Sedatu.

Su fama como un personaje con pocos escrúpulos era conocida en el sexenio anterior. Su facilidad para manejar grandes cantidades de dinero en efectivo y por transferencias bancarias era algo que a más de uno sorprendía.

Y es que les cuento, Zebadúa entregó 190 mdp a sus hermanos para gastarlos ¡en apuestas, casinos y envíos al extranjero!

En 2019, la UIF interpuso una denuncia ante la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada de la FGR por presunto lavado de dinero cometido por Emilio Zebadúa y sus hermanos José Ramón Zebadúa y Lourdes Zebadúa, por los 205 millones de pesos que gastaron. La UIF era clara, “el monto de sus gastos no encuentra justificación en una actividad lícita”, y su falta de declaración de dichos ingresos ante el SAT “puede ser una estrategia para el ocultamiento de recursos provenientes de actividades ilícitas”, lo que provocó que les congelaran las cuentas.

¡Imagínese, llegó a pagar hasta 45 mdp solo con una tarjeta de crédito American Express!

También se registraron transferencias de José Ramón Zebadúa (su hermano y apoderado legal por 57 mdp a una empresa en el extranjero entre 2015 y 2019.

Las verdades a medias son parte del ADN de este personaje que traiciona a la menor tentación y que por ahora cree que mentir es sinónimo de impunidad.

Lo que llama la atención es que Emilio piense que esta estrategia es la indicada para “salirse con la suya”, habrá que ver si sus abogados lo están asesorando o más bien, solo están cobrando.

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Nota del editor: Las opiniones de este artículo son responsabilidad única de la autora.

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