Peeero, por si no fuera poca cosa, en el país donde no pasa nada, al secretario le pareció prudente renunciar justo a días de presentarse a comparecer en el Senado de la República y mandó a avisar a la Mesa Directiva y la Jucopo, que pues muchas gracias, pero él ya se va.
De esta manera, de manera tramposa y escurridiza evitó un ejercicio republicano y muy necesario. Sobre todo por los tiempos que vive el país en temas de seguridad.
Y es que los dos primeros años del gobierno de la denominada “Cuarta Transformación” se perfilan para que sean los más violentos de México.
“Se acabó el dominio del narco”
La estrategia de seguridad, del principal problema del país, no tiene ni pies ni cabeza.
Durante la gestión de Alfonso Durazo, en el país se registraron 65,574 muertes violentas (63,793 homicidios dolosos y 1,782 feminicidios). Esto representa un incremento del 9.8% si se compara con el mismo periodo del gobierno de Enrique Peña Nieto, en el que se contabilizaron 59 mil 112 asesinatos.
Entre sus hazañas, desde luego que destaca el “Culiacanazo”. Y miren que no cualquiera logra que el hijo del narcotraficante más buscado del mundo salga bien librado tras un operativo fallido con la justificación de que la población corría riesgo.