La sumisión de la Corte fue protagonizada, en primer lugar, por el mismo presidente de la SCJN, Arturo Zaldívar, quien –por cierto– a diferencia de otras sesiones, fue el primero en hablar. Que quede constancia: ¡de que les tiró línea... les tiró línea!
Y, bueno, el grotesco espectáculo fue secundado por José Luis González, Margarita Ríos Farjat, Yasmín Esquivel y Alberto Pérez Dayán y, ni más ni menos que, por Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena.
Si bien la postura de Ríos Farjat y de Yasmín Esquivel eran más que de esperarse por su pecado original de ser las juezas de la autodenominada 4T. Gutiérrez, en una ininteligible argumentación, hizo un verdadero galimatías jurídico para decir que estaba a favor de la constitucionalidad de la consulta, pero no con la redacción presentada y, de esta manera, en un sorpresivo receso de la sesión regresaron los jueces con una pregunta diferente y ya planchada.
¡Seguro el ministro presidente les pidió hacer cara de sorprendidos!
Con el barniz jurídico que le dieron a una consulta a todas luces inconstitucional (porque la justicia no se consulta), regalaron una campaña propagandística de 8 mil millones de pesos.