El viernes 18 de septiembre se dio a conocer el fallecimiento de Ruth Bader Ginsburg, destacadísima jueza de la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos desde hace casi 30 años, quien a lo largo de su vida y trayectoria profesional se caracterizó por su incansable defensa de los derechos de las mujeres y de las minorías, así como su claridad y elocuencia para exponer sus argumentos. Sin embargo, este suceso, más allá de la profunda pérdida que supone, puede tener un fuerte impacto en las elecciones presidenciales de Estados Unidos.
La Corte Suprema de Estados Unidos se conforma por nueve jueces y juezas. Para su integración, quien encabeza la presidencia propone a un candidato o candidata para integrarla y el Senado aprueba –o rechaza– el nombramiento por mayoría simple (50 + 1). Dado que el proceso para agregar una nueva o nuevo integrante a la Corte es relativamente sencillo, esto resulta especialmente delicado en un año de elección presidencial.