Al inicio de su mandato López Obrador tuvo tendencias centralistas. Apoyó la creación de una guardia nacional y centralizó los delegados de varios programas sociales en uno solo que pudiera ser un contrapeso a los gobernadores. Mucho se dijo que él querría ser un gobernante con pleno control de todas las decisiones locales.
La pandemia comprobó que esta interpretación era equivocada. La aparente centralización se detuvo durante la pandemia. Si bien la federación tiene directrices sobre cómo lidiar con la apertura económica al terminar el primer brote, en realidad, las autoridades han dejado en claro que cada gobernador tendrá un amplio margen para realizar políticas independientes.