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Yo sí estoy por la transformación

Yo sí quiero la transformación profunda de este país, pero ello no implica que apoye a López Obrador de forma incondicional, al contrario. Implica que quiero más de lo que nos está dando.
lun 08 junio 2020 11:59 PM
Marcha contra las disputas .jpg
Marcha contra AMLO y contra el discurso de confrontación.

López Obrador y su oposición quieren lo mismo de todos nosotros: que tomemos partido. Y cuando digo “partido”, me refiero a ello de forma literal. Quieren que sepamos de una vez por todas por qué partido votaremos en 2021. Si será por Morena o en contra, independientemente de qué resultados den, a qué candidato propongan y cuáles sean sus aliados.

La clase política gobernante y la que fue expulsada del poder en 2018 tienen algo en común. Quieren que la opinión pública se decante de inmediato y sin miramientos a su favor, como una suerte de cheque en blanco.

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Por un lado, los que se oponen a López Obrador cantaron el fin del sexenio desde el día que comenzó y no han más que incrementado su odio por cualquier cosa que haga Morena con o sin fundamento. Centran la agenda en los errores de López Obrador sin reconocer sus aciertos: un aumento histórico en el salario mínimo, un tratado de libre comercio que protege derechos laborales, una revigorización del sindicalismo y un ímpetu por democratizarlo, un reto profundo a muchas de las élites económicas anteriormente intocables.

Por otro lado, López Obrador cantó su éxito el mismo día en que comenzó su sexenio y no ha más que hablado de lo bien que vamos y lo mejor que vamos a ir. Centra su agenda en evidenciar la corrupción de sus antecesores y acusa a sus críticos de no buscar una verdadera transformación. No reconoce los momentos en los que la oposición ha tenido razón: como cuando critican que los apoyos a los más pobres no son suficientes, el que no haya una agenda real para atender a la pobreza urbana y el que se utilice la austeridad como remedio para todos los males.

Los intelectuales orgánicos de ambos bandos ya siguieron órdenes. De un lado, abundan columnistas que no conciben un “cambio” que no sea el que propone López Obrador. Del otro, los autonombrados "intelectuales" defienden que solo son “pensantes” las personas que opinan igual que ellos.

Bueno, pues yo creo que ya basta. Yo sí quiero una transformación de este país, y no creo que ello requiera pasarle todos sus errores a López Obrador -- ni abanderar el discurso de odio de la oposición.

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El más importante paso para lograr un mejor país es dejar de concebir la arena política como una lucha de individuos y comenzar a verla como una lucha de ideas. Debemos evaluar a nuestros gobernantes, no por quienes son, ni por lo que logran en el corto plazo, sino por el camino que están pavimentando para el futuro.

Centro la evaluación en el mediano y largo plazo, en lo que están sembrando y no necesariamente en lo que están cosechando durante su periodo, porque los problemas más importantes de nuestro país no se resolverán en dos años, ni en seis. Nuestros principales problemas (la falta de una clase media, la corrupción y la violencia) ni se han creado en un sexenio, ni serán resueltos en uno.

Un buen gobierno es uno que siembra condiciones para un buen futuro, aún si los mismos ya no están al mando. Por eso, a veces, los mejores actos de un gobierno ni se notan. Por ejemplo, creo que el hecho de que Morena haya llegado al poder ha servido para cuestionar privilegios anteriormente intocables y evidenciar la toxicidad de nuestro modelo económico. Parece poco pero no lo es. Hay un despertar que supera a López Obrador y eventualmente lo rebasará si no da resultados.

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Sobre todo, hago un llamado a rechazar cortoplacismos. Yo no apoyo ninguna campaña anti-AMLO porque no me convencen las campañas que solo buscan quitar a alguien sin proponer lo que sigue. Tampoco apoyo incondicionalmente a López Obrador porque las decisiones de su gobierno las evalúo una a una, a través del tiempo. Sin amontonarlas en un saco de odio. Todo gobernante tiene errores y aciertos.

Rechacemos el caudillismo de uno y otro lado. Solo así construiremos un mejor país.

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Nota del editor: Las opiniones de este artículo son responsabilidad única de la autora.

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