Desde hace tiempo circula en México una metáfora, originalmente importada desde Argentina, respecto a la posibilidad de construir un lugar simbólico al margen de la dinámica polarizante que se ha apoderado del espectro político. Me refiero a la metáfora “Corea del Centro”. Hace poco más de un año escribí en otro sitio un apunte tratando de explicarla. Hoy quiero volver a ella a propósito de la siguiente declaración del presidente:
“Que cada quién se ubique en el lugar que corresponde. No es tiempo de simulaciones. O somos conservadores o somos liberales. No hay medias tintas […] No hay para donde hacerse. O se está por la transformación o se está en contra de la transformación del país […] Es tiempo de definiciones”.