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La seguridad pública en la reapertura nacional post-cuarentena

A partir de ahora, habrá necesidad de ser más estrictos en las medidas de seguridad, pues la epidemia de coronavirus obliga a mejorar la seguridad de todos.
mar 02 junio 2020 06:00 PM
Nueva seguridad coronavirus
Las tareas de seguridad se modificarán por el coronavirus. En Nuevo Léon, elementos de Policía de Fuerza Civil recorren los paseos peatonales y comerciales del centro de la ciudad de Monterrey.

La seguridad será la principal prioridad en materia de seguridad después de la cuarentena. La nueva normalidad demandará certidumbre en el ámbito de la seguridad, por ello, para la reapertura que se implementa a partir de este 1 de junio, se requiere, como nunca, del apoyo militar, naval, policial y de personal de salud para que podamos proteger el ciudadano y efectuar una transición hacia la reactivación de la economía de forma segura.

Los alcaldes y gobernadores deben hacer lo que sea necesario para que sus ciudades vuelvan a funcionar lo antes posible. Es preciso asumir que a partir del 1 de junio empezó una etapa de transición en materia de medidas sanitarias, iniciando con las más estrictas y lentamente irlas relajando conforme se aplane la curva de contagio, puesto que la reapertura no relajará las medidas sanitarias.

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Pero de igual forma habrá necesidad de ser estrictos en las medidas de seguridad, ante la recesión económica post-pandemia. A partir de la contracción de la economía mexicana, es preciso plantearse qué acciones son necesarias en materia de seguridad pública para contribuir a la reapertura nacional el próximo 1 de junio.

Termina la sana distancia, empieza la "nueva normalidad" | #Clip

A continuación, tres medidas necesarias en materia de seguridad para la reapertura nacional:

1. Aplicar un plan de seguridad específico para la reactivación económica, enfocado a volver más seguras las carreteras y vías de transporte público, y a reforzar la proximidad policial.

Hay que fomentar las exportaciones y eso provocaría el aumento del flujo de bienes e insumos por territorio nacional. Por ello, se vislumbra que se requerirá de apoyo de los militares y de la Guardia Nacional para proteger líneas carreteras estratégicas de transporte de carga, de la marina en el transporte de los TEUs por vías ferroviarias, y de igual forma de las policías locales para proteger los comercios locales del robo o del cobro de extorsión, principalmente. Cuanto antes se pueda reabrir la infraestructura urbana a gran escala y se reactiven los mercados locales, más rápido se recuperará la economía nacional.

Por ello, las entidades estatales requieren sentarse cuanto antes y generar acuerdos en materia de seguridad para fortalecer la seguridad en las vialidades que conectan los estados, y evitar el robo a transporte de carga.

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Asimismo, como los delincuentes ya han ubicado la necesidad económica de los ciudadanos, por ello, hay que reforzar la proximidad aumentando el despliegue policial y tener cobertura en puntos geográficos donde más se comete el delito, especialmente en las carreteras y en los puntos nodales de transporte público. La gente con empleo sale a las calles para acudir a laborar y en fechas de quincena puede incrementarse los delitos de robo. De igual forma, la gente con dificultades económicas saldrá a empeñar un bien o a solicitar un crédito a una sucursal bancaria, lo que incrementaría mucho el robo a transeúnte y a transporte de pasajeros.

La curva de desempleo y violencia serán proporcionales. Se espera que la etapa de transición esté acompañada de violencia, específicamente presentando un aumento en los delitos del fuero común, y de ellos, ocurrirían dos tipos de delito: el delito de la delincuencia organizada, y el delito por necesidad llevado a cabo por gente sin empleo.

2. La segunda es promover la salud de los ciudadanos en la vía pública como un asunto de seguridad pública.

El mayor riesgo de salud pública estará en la movilidad urbana. Necesitamos aeropuertos y estaciones del Metro a prueba de pandemias. Ante ello, necesitamos agilizar la capacitación policial para enfrentar con las medidas sanitarias correspondientes, los problemas que surjan en la vía pública, o en el transporte, ante aglomeraciones o falta de sana distancia entre los ciudadanos.

Tenemos que aprender a vivir con el virus. Falta mucho para que surja un tratamiento o una vacuna, por lo que depende mucho de la cooperación ciudadana y de la capacitación policial para que no haya una proliferación de contagios. La reapertura nacional requiere la confluencia del compromiso gubernamental, policial y ciudadano.

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3. Generar modificaciones al urbanismo y aumentar los procesos de automatización para atención y respuesta al ciudadano en materia de seguridad pública.

Después de la cuarentena, se presentará una gran necesidad de hacer cambios en la traza urbana de las ciudades, no solo para reestructurar la infraestructura a favor de la sana distancia requerida para evitar el contagio masivo, sino también a favor de la seguridad pública.

En este tenor, habrá que ampliar los espacios públicos, las banquetas y las ciclopistas, y verificar que sirvan los botones de pánico no solo para asuntos de seguridad sino también para emergencias médicas para que un ciudadano pueda pedir ayuda médica si presenta síntomas de COVID19 o dificultades para respirar. Incluso, poner mesas con personal de salud en las estaciones del Metro, al menos en las de transbordo. Colocar medidas de circulación peatonal para caminar por el lado derecho, y no invadir el espacio de los demás.

Tenemos de igual forma que invertir más en los servicios de limpia de las ciudades, las cuales han sido el epicentro de los contagios a nivel nacional. De los servicios de limpia depende mucho el bienestar de salud durante esta pandemia.

Asimismo, la seguridad pública requiere incluir procesos de automatización como estrategia en la proximidad policial al ciudadano. La nueva normalidad deberá acompañarse de un aumento de los procesos de automatización en aplicaciones digitales para que la seguridad pública aproveche la portabilidad en los dispositivos celulares de los ciudadanos y tengan a la mano la atención policial en caso de que se sienta vulnerada/o en su seguridad, o bien, en la atención médica, en caso de presentar síntomas de coronavirus.

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Nota del editor: la autora es historiadora, maestra en Asuntos Internacionales con Especialidad en Política y Seguridad Internacional por la Universidad Anáhuac México.

Las opiniones de este artículo son responsabilidad única de la autora.

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