De hecho, déjenme platicarles que el choque de posiciones que existe en el PRI-CDMX quedó claro desde septiembre pasado, siendo más específica, durante el Primer Informe de Claudia Sheinbaum. Ahí, Lerdo de Tejada pronunció un discurso crítico a la gestión de la jefa de Gobierno, destacando las fallas en diversos temas, sobre todo en seguridad. Pero resulta que Adrián Rubalcava, el único alcalde priista en la capital, expresó públicamente su desacuerdo con las críticas del legislador y en cambio… ¡respaldó al gobierno de Sheinbaum! ¿Cómo les quedó el ojo? Cuadrado, ¿verdad? Pues Rubalcava, además, con todos sus escándalos no cuenta con mucha calidad moral que digamos.
Comenta Guillo –así le dicen sus cercanos– que aunque tiene una buena relación con sus compañeros de bancada, y aunque reconoce que algunos priistas en lo particular sí quieren ser oposición, para él es claro que el PRI en general, como partido, como institución, ha renunciado a ser un verdadero contrapeso a Morena. “Veo más interés [del PRI] por tener cercanía que contraste con el gobierno”. ¿Qué no se han dado cuenta que las democracias necesitan de pesos y contrapesos? ¿Realmente no percibe el PRI de Alejandro Moreno que millones de ciudadanos, quienes no se ven representados por el gobierno, exigen opositores firmes?
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¿Pero no será Guillermo puras palabras? Le pregunto que me ponga ejemplos de esas “batallas en solitario” que dice que ha dado. Sus respuestas son puntuales: la más reciente e importante fue su oposición al proceso para nombrar a la nueva Fiscalía, en el que, me cuenta, Morena atropelló el proceso legislativo, incluyendo la Constitución, sin que nadie se opusiera en serio, con excepción de dos diputados, entre ellos Lerdo de Tejada. Un tema en el que el PRI no mostró ni sus luces.