Finalmente, AMLO quiere periodistas que no le incomoden, empresarios que no levanten la voz, diputados y senadores aplaudidores, una sociedad civil desorganizada, un Ejército sin dientes y una oposición sin espacios en alguna institución.
Se trata de controlar, de tener el poder absoluto, olvidando las palabras del Lord Acton: “El poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente”. La corrupción no es solo robar o hacer transas del erario. Sino mentir, someter y vapulear a través de la capacidad absoluta de modificar las leyes, las instituciones y dominar el país.
Es hora de poner el dedo en la llaga: si los senadores hicieron un escándalo empujándose y mentándose la madre es porque el río esta revuelto, más allá de partidos políticos, ideologías, apoyo y aprobación al presidente. Debemos analizar la situación de una democracia en manos de unos pocos, que deciden por todos. Se trata de abrir los ojos y entender que si los pasos que están intentado por controlar el país, con la ideología de la 4T, podría ser una senda tortuosa, muy difícil de rectificar.
Para ejemplo del báculo de los amlistas, está la primera declaración ante los medios de Rosario Piedra, cuando le pregunta el reportero de la fuente: ¿Han asesinado a periodistas? La flamante nueva presidenta de la CNDH –sí, de los Derechos Humanos– contestó “¿Han asesinado periodistas?, o sea no, mire yo he visto, sí, lo que pasó en sexenios pasados y es algo terrible". Increíble que ignore que en este sexenio van 13 periodistas asesinados.
Esta falta de tacto político, la polarización y el apoyo desmedido, poco a poco se van poniendo de moda. ¿Lo vamos a permitir con los brazos cruzados?
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