Publicidad
Publicidad

El gran acertijo de la democracia mexicana

Baja California siempre ha sido un laboratorio de México y por eso es tan importante comprender cómo el estado ha llegado al caso de Jaime Bonilla y su próximo gobierno, escribe Viridiana Ríos.
mié 23 octubre 2019 06:15 AM
Viri Ríos
Viri Ríos es analista política, doctora en gobierno por la Universidad de Harvard.

Escribo esta columna desde las zonas más remotas y rurales de Baja California, donde llevo varios días tratando de hacer sentido de lo que está pasando en México. Esta columna llega tarde porque acá hay muy poca conexión de internet. Hay montañas de sal y de piedra. Ruinas hechas de casas que se comió el desierto. La vegetación parece a veces un cuadro de Dalí. Cactus giran con movimientos caprichosos luego de haber buscado el sol por cientos de años.

Acá en la mitad del desierto hay tierra, roca y un montón de letreros de Morena que dicen “Mrena” porque no se calculó bien el tamaño de letra. El gobernador Bonilla se anuncia en las carreteras como el que las está arreglando.

Publicidad

Es obvio que Baja es un laboratorio de México. Siempre lo ha sido. Fue en Baja, por ejemplo, donde la transición política comenzó en México. Muchas de las discusiones nacionales de relevancia, incluidas importantes políticas progresistas, comenzaron en Baja, antes que en muchos otros lados.

Es por eso que entender cómo llegamos al caso Bonilla, un gobernador que extendió su periodo a base de una consulta amañada, es tan importante para comprender el futuro completo del país.

Estando acá es obvio que Bonilla no está beneficiándose, como han dicho algunos analistas, “de la ignorancia del pueblo”. Nada es más lejano de la realidad.

De hecho, hay muchas personas acá en Baja que saben que se hizo una consulta amañada para que el gobernador Bonilla extienda su periodo. Y saben también que esto no es democrático. Recuerdan que Baja California ha sido un bastión de la democracia pues fue de los primeros estados que logró sacar al PRI del poder. Todo lo saben.

Lee: El gobierno de BC publica en el Periódico Oficial la "Ley Bonilla"

Publicidad

Y desde acá en Baja, les tengo noticias importantes: aun sabiendo que Bonilla está jugando sucio, hay muchas personas acá que prefieren que Bonilla se quede cinco años. ¿Por qué? Por el simple hecho de que no quieren tener más elecciones. La llamada “democracia” no le importa a nadie. Y no importa porque las personas sienten que no les ha dado resultados tangibles.

La democratización del 2000 se vendió como el inicio de un México más justo, pero ese México no llegó. Llegaron más partidos, más campañas, más gastos, pero no llegaron plataformas políticas efectivas.

Esta desilusión con esta democracia ha sumergido a Baja y a México en un ciclo vicioso de desconfianza. Uno en donde los ciudadanos, decepcionados con la clase política, lo único que quieren es dejar de escuchar de ella. Ya no quieren cambiarla, solo quieren que se quite del camino.

Así, si bien la salida del PRI del poder convirtió a Baja California en una democracia desde hace varias décadas, en la realidad la gran mayoría de los ciudadanos está viviendo en zonas rurales, que no han cambiado mucho en las últimas décadas, o en zonas de frontera donde la desigualdad ha aumentado y la falta de planeación territorial ha causado muchos estragos.

Lee: Bonilla insistirá en gobierno de 5 años: "Esto no concluye hasta que concluye"

Publicidad

A la gente en Baja California lo que le importa más es que los políticos dejen de gastar dinero en elecciones. Así, prefieren que se quede Bonilla con tal de no tener que hacer una elección más. En Baja California, a veces hay hasta cuatro elecciones cada sexenio. La gente está cansada de que la multitud de elecciones parezca ser solo un ritual de paso para llamarnos “democracia” y no un verdadero cambio sociopolítico.

Los ciudadanos en Baja casi no están politizados. Muchos lo único que desean es, de hecho, que se deje de hablar del tema. Esto en parte se debe también a la naturaleza de las zonas urbanas de Baja California. Su ciudad más poblada, Tijuana, está compuesta por personas que vienen de todas partes del México y que, por tanto, no parecen tener mucho arraigo a la política local.

Si se quiere crear una masa crítica de personas que estén en contra de las violaciones electorales de Bonilla, es crítico que se piense en una narrativa que haga que a la gente le importen esas violaciones. Al momento, el que la democracia caiga a la gran mayoría de la gente le parece un mal menor. Y eso es un gran problema.

__________________
Nota del editor: Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autora.

Newsletter

Los hechos que a la sociedad mexicana nos interesan.

Publicidad

MGID recomienda

Publicidad