Ahora que el estado mexicano ha evidenciado que el narco decide en México, lo que le conviene al Cártel de Sinaloa no es pacificarse. Es hacer desmanes para extorsionar e incursionar en otras áreas criminales. Es decir, aún concediendo que el Cártel pudiera ordenar a su gente que dejen de ser violentos, no es seguro que los líderes del cártel quisieran dar esa orden. Sobre todo ahora, que saben que el gobierno cede a sus presiones.
Así, viendo que el Estado no está en control ni de sus Fuerzas Armadas, el cártel podría comenzar una guerra contra sus enemigos hasta monopolizar el mercado de drogas. Podrían comenzar a expandir sus áreas de negocio criminal con absoluta impunidad. Es decir, hay mil cosas que pueden pasar cuando el crimen se da cuenta de que ellos mandan, y no hay ninguna evidencia de que su decisión sea comenzar a vender drogas sin matar a nadie.
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La lógica según la cual dejar ir al Chapito creará la paz no se sostiene pues asume que el Chapo puede controlar a los miembros del cártel y quiere hacerlo. No hay evidencia alguna de que esto sea el caso. Por el contrario, sabemos que los cárteles son cada vez menos organizados y más belicosos.
Es evidente que la estrategia del gobierno en materia de seguridad debe cambiar.
Las reuniones de la madrugada no están funcionando porque claramente AMLO no se está enterando de lo que está pasando. No sabe lo que están haciendo las fuerzas armadas y aún si supiera, necesita mucha mejor asesoría. No se puede gobernar un país a partir de decirle al presidente solo lo que quiere oír.