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Sheinbaum: la presidenciable que se resiste a serlo

Se pensó que el gobierno de Mancera había dejado a la CDMX en malas condiciones, pero Claudia Sheinbaum se está esforzando por demostrar que siempre se puede empeorar, asegura Don Porfirio Salinas.
lun 14 octubre 2019 06:00 AM
Don Porfirio Salinas
Don Porfirio Salinas es híbrido de política, iniciativa privada y escenario internacional. Priista orgulloso de “el valor de nuestra estirpe” (Beatriz Paredes dixit); antagónico al Peñismo, que atentó contra esta estirpe. Convencido de la política como instrumento de construcción de país, desde cualquier trinchera.

Cuando Claudia Sheinbaum fue designada candidata de Morena a la CDMX, se reconfirmó que es una de las personas más cercanas al presidente López Obrador. Sheinbaum siempre le ha sido leal, y lo ha acompañado en las buenas y en las malas.

Desde entonces, y más al ganar la elección de la CDMX, Sheinbaum se posicionó como una de las principales figuras que podría impulsar el presidente para sucederlo en 2024.

Si bien personajes como Ebrard o Monreal están trabajando abiertamente en posicionarse para la contienda, la relación personal de ellos con el presidente dista mucho de tener la cercanía de la que Sheinbaum goza. No por nada le confió a ella su bastión: la capital del país.

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Por la trayectoria y preparación de la Doctora, varios pensamos que sería un respiro para la Ciudad. No parecía difícil superar al peor gobierno que habíamos tenido, liderado por Mancera. Pero parece que Sheinbaum se está esforzando por demostrar que las cosas siempre pueden estar peor.

Mancera sumió a la CDMX en una espiral de violencia e inseguridad no vista en décadas, en una seria crisis de movilidad y vialidad, y en una vorágine de corrupción solo comparable con la de Peña. Sheinbaum requería poco para generar percepción de mejora; pero ha tomado el camino contrario.

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No se pueden negar las buenas intenciones que ha tenido Sheinbaum. Parece genuinamente convencida de combatir la corrupción, y de retomar la consolidación de la CDMX como la principal plaza de derechos y libertades del país, truncada por Mancera.

Tampoco podemos negar que la situación en la que recibió el gobierno de la CDMX es la peor en muchos años; y que los problemas que vivimos son profundos y estructurales.

Sin embargo, el gobierno de Sheinbaum parece pasmado y abrumado, sobrepasado por una realidad que simplemente no está sabiendo cómo enfrentar.

Aunado a un dejo de soberbia que está mostrando, tal vez ante la frustración de no dar el ancho".

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Y a pesar de que sus promesas principales se enfocaron en la inseguridad y movilidad, los dos mayores problemas que afectan diario a los capitalinos, es justamente en estos dos frentes donde menos resultados está obteniendo.

El gobierno capitalino se ha empeñado en argumentar que los índices delictivos han bajado durante su gestión. Incluso, anunciaron una reforma a las mediciones ante los datos maquillados que dejó la administración de Mancera.

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Pero aún bajo sus propios números recalculados, en el primer semestre de 2019 aumentó en 9% el número de carpetas de investigación respecto del mismo periodo de 2018. Por eso no sorprende la renuncia de Jesús Orta a la Secretaría de Seguridad.

Y si bien los feminicidios sí presentan una clara tendencia a la baja, los homicidios cuentan otra historia, pues las cifras se han mantenido constantes, por lo que en el agregado del primer semestre de 2019 los números son muy similares a 2018, e incluso ligeramente más altos.

Los robos van al alza, incursionando en zonas de la ciudad que antes se percibían seguras. Como Polanco, donde el robo a transeúnte y a negocio ha subido preocupantemente. Ya incluso hubo un robo a una de las principales boutiques de Masaryk, que el gobierno tontamente quiso esconder".

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Adicional, por supuesto, a serios problemas de crimen organizado que están incrementando, como lo son el cobro por uso de suelo, el rápidamente creciente robo de autopartes, los secuestros, la extorsión y el narcomenudeo, por mencionar algunos.

Sin mencionar los graves episodios de inseguridad que se viven a diario en el transporte público, empezando por los peseros, pero no menores en Metro y Metrobús.

En cuanto a movilidad, por un lado están las prometidas reformas que siguen ausentes al reglamento de tránsito, después del desastre que hizo Mancera y que colapsó el tráfico citadino.

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Y el ambicioso programa de bacheo que anunció con bombo y platillo para mejorar las vialidades, destruidas por el gobierno anterior, no se nota en ninguna zona de la ciudad. Las calles son campos minados que merman la capacidad de movilidad, y generan altos costos para la población.

Sin olvidar claro, las constantes marchas cada vez más impunes que tenemos, y en las cuales se ha demostrado la infinita incapacidad de este gobierno para manejar crisis mediáticas".

El ejemplo perfecto es la marcha de mujeres, que la jefa de Gobierno calificó de provocación. Efectivamente, hubo problemas fuertes de vandalismo y destrozos, pero por no saber diferenciar descalificó a toda la marcha y su importante trasfondo.

Los últimos meses hemos estado plagados de manifestaciones de diferente índole, cada vez más violentas por infiltrados. En todas y cada una de ellas, el gobierno se ha visto rebasado. Pareciera paralizado ante los abusos de grupos que cierran vialidades y vandalizan todo a su paso.

La jefa de Gobierno seguramente no está consciente de que el uso de la fuerza pública es monopolio de la autoridad, y se muestra temerosa y cobarde para hacer valer el estado de derecho.

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Su gran idea fue exponer al propio personal del gobierno capitalino con los “cinturones de paz”, atentando así contra los derechos humanos de sus trabajadores, y exponiéndolos a riesgos que no les corresponden. Todo por su temor a hacer uso legítimo de la fuerza pública.

Y encima, trata de minimizar. Como con la manifestación de taxistas, que no respetaron el acuerdo de no cerrar vialidades. Sheinbaum, orgullosa, dijo que sólo había salido 0.4% de los taxistas. Si con esa minoría no pudo, imaginen si hubieran salido el 1, 5, o 10%.

La CDMX parece hoy un oasis de impunidad; una ciudad sin ley; un territorio sin control. Sheinbaum debe actuar rápido para recuperar el rumbo de la Ciudad, y demostrar que es capaz de gobernar.

Los tiburones políticos de Monreal y Ebrard no son contrincantes fáciles, por más que no tengan la venia y cercanía del presidente. Si Sheinbaum no se espabila pronto, pasará a la historia como la Presidenciable que hizo todo lo posible por perder la carrera sin siquiera empezarla".

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Nota del editor: Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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