No, no es cualquier personaje de la vida pública de México. Lo de Carlos Romero Deschamps es una historia de suerte, excesos y poder incalculable. Es el ejemplo más visible y hasta obvio de aquellos mexicanos intocables, políticos revestidos de impunidad, incluso de forma cínica. De aquellos que nunca podrán justificar sus impresionantes recursos y bienes en un país donde el servilismo de los sindicatos a sus líderes es de niveles gigantescos y grotescos.
#ZonaLibre | Romero Deschamps: ¿habrá justicia o nos venden humo?
En los últimos 20 años, instituciones como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la Alianza Nacional Democrática de Trabajadores Petroleros, la Gran Alianza Nacional Petrolera, la Unión Nacional para el Desarrollo Social de Trabajadores de la Industria Petrolera y el movimiento Petroleros Activos en Evolución por un México Nuevo han presentado denuncias ante la Procuraduría General de la República, en la unidad de Inteligencia Financiera e incluso en la Subprocuraduría Especializada en Investigaciones de Delincuencia Organizada.
Ninguna denuncia había prosperado contra Romero. Hasta ahora.
De chofer, a “jeque mexicano”
Romero Deschamps nació el 17 de enero de 1944 en Tampico, Tamaulipas. Ha reconocido en distintas entrevistas que nació “en una cuna humilde”, muy lejos de la realidad que hoy en día disfruta.
Una oportunidad de trabajo lo llevó a una refinería en Salamanca, Guanajuato, y ahí conocería de que se trataba el negocio del petróleo y trabajar para Pemex. Su primo, quizá sin imaginarlo, le abrió la puerta al paraíso y lo conectó a la sección 24 del sindicato de petroleros, donde por azares del destino conoció a Joaquín Hernández Galicia, alías “La Quina”, quien duró varias décadas al frente del sindicato y se iría ganando su confianza. Según el relato de “La Quina”, en algún momento nombró a Romero Deschamps su chofer. A partir de ahí, las clases de política sindical comenzarían, creando a un pupilo que luego superaría al maestro.
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Se cumplen treinta años desde “El Quinazo”, como se le conoció en 1989, cuando se dio la noticia de la detención del líder petrolero, que ocasionó la parálisis de nueve refinerías de Pemex y una grave crisis de desabasto. El Ejército tomó las instalaciones de la petrolera en la Ciudad de México y poco después, llegó Sebastián Guzmán Cabrera a la cabeza del sindicato, a quien Deschamps sustituyó poco después.
En 1993, se convirtió en el Secretario General del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) y desde entonces, las polémicas no pararon. Decenas de acusaciones sobre movimientos multimillonarios fuera de la ley, como el “pemexgate”. En 2003, Romero Deschamps fue acusado y llevado a proceso penal por haber entregado 1.500 millones de pesos del sindicato al PRI, sin embargo, años después un juez dio por expirado el delito porque la PGR nunca aportó pruebas contra el dirigente. La sorpresiva resolución del caso indignó a millones de mexicanos y en ese entonces, el centro de atención era Vicente Fox, el presidente que había prometido acabar con las “tepocatas y víboras prietas del PRI”; sin embargo, cuando se le preguntaba sobre el error de la PGR, el panista desviaba el tema.
Romero no es un priista cualquiera, si bien su amistad con Carlos Salinas de Gortari lo catapultó, su relación con otros actores de la política nacional es tan variada en los distintos partidos y espectros políticos de izquierda a derecha. Romero Deschamps ha sido dos veces Senador de la República (1994-2000 y 2012-2018) y tres veces Diputado federal (1979-1982, 1991-1994 y 2000-2003). Ha tenido fuero 21 años de su carrera política, nada mal para un personaje envuelto en tantas polémicas. Tanto ha sido su poder, que es conocido en otras partes del mundo como “el jeque mexicano”.
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Nadie sabe cuánto dinero tiene. A través de más de 47 amparos a logrado esconder sus declaraciones. Se conocen algunas de sus propiedades, como un departamento de playa en Cancún, Quintana Roo, con un costo de 18.1 millones de pesos, que no se compara a su casa en Miami Beach en “The Bath Club”, valuada en más de 182 millones de pesos, entre muchas otras de cantidades increíbles.
Aunque regaló dos de sus yates a sus hijos Paulina Romero y José Carlos valuados en más de 23 millones de pesos, aún disfruta de su yate más grande “El güero” valuado en más de 28 millones de pesos. Una investigación periodística del portal Sin Embargo, determinó que de 2004 al 2018 Romero Deschamps recibió, sólo de Pemex más de 1,400 millones de pesos. Aunque podrían ser muchos más.
¿El final de su reinado?
Después de la detención de su abogado Juan Collado, justo enseguida de él, mientras comían en un prestigiado restaurante de la Ciudad de México, los problemas legales para Romero se han multiplicado de manera impetuosa. La Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) presentó ante la FGR al menos dos denuncias por los delitos de enriquecimiento ilícito y lavado de dinero. La denuncia también contempla a Blanca Rosa Durán, su esposa; Paulina, Alejandro y Juan Carlos Romero Durán, sus hijos; María Fernanda Ocejo, esposa de Juan Carlos Romero; y a Ana Luisa Aguinaco Romero, hijastra de María Esther Romero, hermana del dirigente petrolero.
Para su extensa suerte, un juez federal del Estado de México suspendió provisionalmente cualquier orden de aprehensión o presentación que haya sido librada en las últimas horas contra el ex senador.
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Ninguno; ni Salinas, Zedillo, Fox, Calderón o Peña Nieto tocaron un solo cabello del líder sindicalista, al contrario, daban muestras de amistad y cordialidad con el hoy acusado. Así que los ojos del país hoy se centran en otro presidente, que en campaña había prometido atacar el cáncer de Pemex y el enemigo a vencer eran las concesiones y corruptelas dentro del sindicato.
López Obrador está obligado a llevar ante la justicia a Romero Deschamps, eso todos lo saben. La pregunta es, ¿el presidente está cumpliendo una promesa de sanear a Pemex o sólo vende el humo de una detención que podría ser casi imposible? Como hasta el momento ha sucedido con el caso del prófugo Emilio Lozoya o la falsa detención de César Duarte que publicó Genaro Villamil en su cuenta de twitter.
Es sólo a través de la captura y rendición de cuentas de Deschamps ante la ley que la empresa más importante del país pueda reactivarse, la oportunidad es única e irrepetible.
¿Habrá justicia o el magante también se saldrá con la suya?
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