Decían que el gabinete de López Obrador está integrado por fantasmas, que nadie los conoce, que no tienen presencia política y no figuran, pues el presidente los opaca, que también los enfrenta entre ellos y, si es necesario, los desmiente una y otra vez. Sin embargo, la renuncia de Carlos Urzúa a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) movió los cimientos de la “cuarta transformación” de una forma que no sabíamos que podía causar un miembro del equipo presidencial.
Porque no se trató de un renuncia solamente, sino de una denuncia formal acerca de cinco temas que dice Urzúa que no le permiten trabajar cómodamente en el nuevo gobierno, que en apenas siete meses ya ha registrado un récord de salidas de funcionarios de primer nivel.