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La mano negra en la Policía Federal

El descuido de este gobierno ante un tema tan delicado como es la inseguridad es la verdadera mano negra en la protesta de los policías federales, advierte Don Porfirio Salinas.
lun 08 julio 2019 06:30 AM
Paro de policías federales
Resistencia. Los federales se mantienen en paro tras una semana de protestas.

La semana pasada comenzaron fuertes protestas por grupos de la Policía Federal, exigiendo al gobierno información clara sobre su incorporación a la Guardia Nacional, así como sobre su situación salarial.

El asunto no es menor, al ser la principal corporación policiaca del gobierno federal, desde que fue creada hace ya 20 años. No se recuerdan episodios rebeldes de este tipo.

Los inconformes han argumentado una total falta de información por parte de las autoridades federales, incertidumbre en sus nuevas actividades y comisiones, así como recortes salariales.

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La reacción del gobierno federal ha sido, como ya es costumbre, minimizar el problema y denostar a los inconformes, en lugar de sentarse a dialogar y de reconocer, de ser necesario, sus errores.

La situación es comparable con algo que el hoy Presidente tanto criticó de la reforma educativa del sexenio pasado.

Al respecto, correctamente dijo que el error fue no involucrar al magisterio en la reforma como actor clave que era, y satanizar al magisterio para neutralizarlo.

Hoy, eso que tanto atacó se vuelve su mismo pecado. No involucró a los actores torales en su estrategia de seguridad, y lejos de escuchar ha optado por desprestigiar.

El presidente y su gabinete más se han dedicado a atacar a la PF sin tener todos los elementos.

Ciertamente, no es una corporación perfecta. Por supuesto que hay problemas serios que resolver.

Pero eso no es culpa de sus elementos, sino de gobiernos anteriores omisos.

El presidente, en lugar de analizar el asunto a fondo, se ha limitado a decir que hay mano negra detrás de las protestas, que no son genuinas.

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Y sí, las protestas no son fortuitas ni casuales, pero no por intereses turbios.

Sí hay mano negra. La mano negra es el descuido de este gobierno ante un tema tan delicado como es la inseguridad.

La mano negra es la denostación por parte de las autoridades de una corporación que ni conocen ni se han tomado el tiempo de entender.

La mano negra es la soberbia de pensar que todo lo que no sea como el presidente lo dice o lo piensa está mal.

La mano negra, en pocas palabras, es la insensibilidad e insensatez gubernamental.

El problema en este caso es demasiado riesgoso, pues trastoca a uno de los problemas más profundos y urgentes del país.

Una vez más, este gobierno opta por replicar prácticas que tanto señaló de los mandatarios anteriores.

La Guardia Nacional propuesta por este gobierno es una medida urgente que debe realizarse con el mayor cuidado y profesionalismo. Es fundamental lograr una GN consolidada.

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Pero los actores gubernamentales parecen no tener claros los retos institucionales que esto implica.

Llevamos casi una semana de conflicto, y el secretario Alfonso Durazo no sólo no se ha sentado con los inconformes, sino que los ha atacado.

En cualquier país serio, el presidente habría reaccionado instruyendo al secretario a atender de inmediato el problema, o remover al secretario.

Pero este presidente al parecer no entiende de crisis, sólo se le ocurre hablar de manos negras.

Por supuesto que ha habido problemas en la PF. Claro que Calderón y Peña, lejos de fortalecerla, la afectaron. Pero no se pueden desconocer sus avances a pesar de ello.

Sólo trabajando juntas las tres corporaciones podrán asegurar una GN funcional, eficiente y efectiva ante el panorama de crisis cada vez más profunda y mortífera que hoy tenemos.

Y para eso, necesitamos que el presidente muestre sensatez, responsabilidad y madurez, y deje de actuar con la víscera desinformada en un tema tan delicado que bien puede descarrilar todo su sexenio.

A pesar de todo, las protestas han sido controladas y hasta respetuosas, salvo el vergonzoso episodio de ataques verbales y casi físicos a la comisionada de la PF.

El presidente tiene poco tiempo para reaccionar antes de que esto sea incontrolable, y afecte a su propia estrategia contra la inseguridad.

¿Tendrá el presidente la capacidad de reaccionar, o seguirá hablando de manos negras, sin entender que éstas sólo son sus propios errores y los de su gabinete?

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