#ColumnaInvitada |El origen de la rebelión: Policía Federal
Los reclamos de los policías federales son consistentes con la denostación que han sufrido durante el último año; les han dicho corruptos y fifís, expone Miguel González Compeán.
La Policía Federal es una corporación con experiencia institucional, capacitación permanente, con errores y fallas, que bien podían haberse corregido, pero a su vez cuenta con actos heroicos de los que poco se habla.
Por ejemplo, cuando el 'Chapo' fue detenido en Los Mochis por dos agentes federales, el narcotraficante les preguntó si no sabían quién era, y ellos le respondieron que precisamente porque sabían quien era lo habían deteniendo.
Publicidad
Los dos agentes se llevaron al 'Chapo' a un hotel y de ahí llamaron refuerzos. Sus jefes no les creían. El 'Chapo' les ofreció de todo. Nunca se doblaron. Le tomaron una foto para enviar a sus superiores y los refuerzos llegaron. La fotografía es conocida: El 'Chapo' en camiseta sucia sentado en la cama. Lo demás es público. A los dos agentes se les dio cobertura mandándolos al extranjero, por obvias razones.
Más del 80% de los miembros de la Policía Federal tiene licenciatura; deben pasar estrictos controles de confianza y han recibido capacitación, algunos incluso con el Mossad y otras corporaciones internacionales.
Sus ascensos se dan a través de exámenes y existe un poderoso sentido de pertenencia de cuerpo, que les ha dado cohesión y mantiene a todos vigilados por todos.
La mañana deayer un nutrido grupo de policías federales y de la gendarmería se manifestó en el centro de comando de Iztapalapa, en contra de su incorporación a la Guardia Nacional.
El Centro de Comando es la columna vertebral de la PF. En él se encuentran las herramientas de comunicación, el centro de operaciones aéreas; campos de adiestramiento; oficinas de logística y centro de comando de distintas áreas y agrupamientos de la PF. Así que, si se para el Centro, se para la Policía Federal.
Sus reclamos son consistentes con la incertidumbre y la denostación que los miembros de esa corporación han sufrido durante el último año. Como corruptos, penetrados por el crimen, ineficientes y fifís.
Sus peticiones más claras son, en primer lugar, respeto a la dignidad de todos los que conforman la Policía Federal. Luego, en general, respeto a sus derechos laborales; que el sueldo y el seguro de gasto médicos que tenían sean respetados.
El asunto es sencillo: la Guardia Nacional adoptó las reglas laborales y de escalafón del Ejercito, de donde es originaria. Las diferencias salariales, por tanto, se harán sentir de inmediato. Para un soldado raso, el sueldo es de 12 mil pesos, un policía federal gana por lo bajo entre 15 y 18 mil pesos. Así, esta diferencia de un 30% se hace más evidente mientras sube el escalafón, en contra de los miembros de la PF.
Publicidad
Por si fuera poco, los asensos en el Ejército se dan por tiempo y no por capacidades, lo que pone a los mandos medios y superiores de la PF en grave riesgo de perder sueldo y prestaciones, pues no alcanza el tiempo de servicio, hasta ahora prestado, para homologarse a los grados obtenidos.
Además, consistente con su profesionalización y labores, las condiciones de trabajo son distintas. Los policías federales podían quedarse en hoteles baratos. El Ejército está acostumbrado a dormir y comer en cuarteles o campamentos. Por no hablar de horarios y condiciones de obediencia, distinta por su origen.
Lo verdaderamente grave es que la idea de la Guardia Nacional la tenía desde hace tiempo el Ejército. Era una manera de brincarse la legislación del artículo 29 Constitucional, donde el Ejército quería que se legalizara su participación en labores de seguridad pública.
A AMLO le pareció buena idea, así que, en vez de fortalecer una policía civil, optó por legalizar por la puerta de atrás las labores militares. Las consecuencias son imprevisibles, sobre todo si el narco, dada la situación, coopta a mandos entrenados y capacitados. Vamos a agravar nuestro problema. Ya se verá.