Por razones históricas de desencuentros entre los medios y la figura de López Obrador, desde que intentó por primera vez ganar la presidencia, hoy existe un evidente rencor en varios de ellos al ver que finalmente no solo logró ser presidente, sino que obtuvo el mayor respaldo social nunca visto.
Lamentablemente, los medios jugaron un papel fundamental en la polarización de la sociedad desde la tenebrosa campaña de 2006 a la fecha. Siguieron una ruta muy similar a la de los partidos y buena parte del empresariado.
Se vieron envueltos en las estrategias de agresión y desprestigio que tanto fortalecieron al hoy presidente. Pero sobre todo, jugaron el mismo juego de contubernios y acuerdos oscuros para mantenerse en posiciones de privilegio, de la mano del poder.
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La lista publicada la semana pasada solo evidencia los acuerdos formales de muchos medios con el gobierno anterior, a partir de contratos multimillonarios de publicidad gubernamental, principalmente a medios que fueron cercanos al régimen.
No eran secretas las relaciones que jugadores clave del gobierno anterior tenían con dueños y directivos de varios de esos medios. Mención especial podría hacerse, por ejemplo, de la cercanía del entonces coordinador de los senadores priistas con dos periódicos nacionales tradicionales.