No estuvieron juntos
Todos los estudiantes que viajaban en el autobús 1531 desaparecieron la noche del 26 de septiembre y aunque la llamada “verdad histórica” refería que fueron ejecutados, y quemados en el basurero de Cocula y sus restos esparcidos en el Río San Juan, en realidad, los normalistas no estuvieron juntos tras ser capturados.
De acuerdo al Informe, un grupo de estudiantes fue asegurado por la policía de Iguala y llevado a la Loma Coyotes, mientras que otro grupo fue asegurado por la policía de Huitzuco y trasladados a ese municipio.
Los estudiantes del camión 1568 fueron sustraídos de la comandancia de Iguala por policías municipales de Iguala y Cocula. Posteriormente fueron entregados a miembros de Guerreros Unidos.
La instrucción inicial era "quemarlos a todos juntos", pero al ser muchos, decidieron dividirlos, se relata en el informe.
A través del análisis de las comunicaciones realizadas los días 26 y 27 de septiembre de 2014, que abarcó 206,000 registros y 116 números, se encontró que “en ningún momento los normalistas establecieron comunicación con algún elemento de seguridad pública ni con números identificados con miembros de Guerreros Unidos, y que no existe evidencia técnica, basada en la información disponible, que respalde que los estudiantes estuvieron juntos en algún momento”.
Tortura
Un informe del Grupo Interdisciplinario de Expertas y Expertos Independientes ( GIEI) determinó que el 77% de 80 personas que habían sido detenidas presentaban algún tipo de tortura. “En las investigaciones del Caso Ayotzinapa, se generó una narrativa a conveniencia fundada en las declaraciones obtenidas mediante tortura a los presuntos responsables de la desaparición de los estudiantes, donde las víctimas -los estudiantes-, fueron revictimizadas y estigmatizadas”, dice el informe.
El documento señala que los interrogatorios se realizaron mediante tortura, por lo menos de “El Chereje” y “El Pato”. Asimismo, en la cronología, también se menciona que Julio César Mondragón fue uno de los estudiantes que corrió a refugiarse después de un ataque en una conferencia de prensa, y alguno de sus compañeros escuchó su sometimiento. “Su cadáver fue encontrado a la mañana siguiente en la Ciudad Industrial, cerca de las instalaciones del C-4, con evidentes signos de tortura”, detalla el documento.
Con la nueva información, se identificó al sicario Eduardo N, alias “El Chucky”, como el que mata y tortura al estudiante Julio César Mondragón, “incluso sin tener instrucciones de sus superiores”.
Celulares de los estudiantes
Los jóvenes fueron despojados de sus celulares, por lo que esa no fue una herramienta que contribuyera a dar con su paradero. Sus aparatos de comunicación incluso fueron utilizados días después con otro chip, como el de Julio César Mondragón, que siguió en uso después del 30 de septiembre de 2014.
Entre los reportes que la SEIDO no había compartido, se encontró que el equipo presentó actividad con otro número, con el que se identificaron comunicaciones de un integrante de Guerrero Unidos, Gabriel N “la Gaby” con un soldado el 6 y 15 de octubre de 2014.