Juan Carlos Calleros explica por su parte que para cobrar un impuesto del 4% a las personas más ricas de mundo debe ser aprobado de forma unánime, porque si hay uno o dos que lo rechacen, quienes no quieran que sus riquezas tengan un impuesto, podrían irse a esas naciones.
“Se antoja imposible lograr una aprobación unánime porque hay países que se dedican a paraísos fiscales, a atraer capitales que de otra manera serían tasados con impuestos importantes”, refiere.
En su intervención, el presidente de la República enfatizó que los apoyos tienen que se entregados de forma directa a los 750 millones de pobres, como sucede en México con sus programas sociales. Para los expertos, aunque el presidente asume que hay transparencia y cerro corrupción en la entrega de esos recursos, no es así. Además, critican el asistencialismo que hay en la propuesta.
“Se trata de darle a la gente el pescado, en lugar de enseñarle a pescar, entonces, eso parece muy difícil que sea aprobado por la Asamblea General si no hay un esquema claro de cómo se van a distribuir los recursos que se lograran rescatar con el impuesto del 4%. Es una ruta sumamente compleja”, sostiene.
Los especialistas consideraron que el Consejo de Seguridad de la ONU no era el espacio adecuado para presentar una propuesta y “hacerle justicia” a los más de 750 millones de pobres.
“No es el espacio más idóneo para plantear proyectos como éste, una política de estas características estaría más cómoda en foros económicos sociales, en el Banco Mundial, en el Fondo Internacional que tienen políticas avocadas a este tipo de enfoques, no en el Consejo de Seguridad, porque esté es un órgano de atención de crisis y coyunturas globales como conflictos y guerras”, agrega Juan Manuel Aguilar.