El presidente dio a conocer la noche de este domingo su contagio, luego de un fin de semana con giras de trabajo por Nuevo León y San Luis Potosí, donde tuvo reuniones con gobernadores, empresarios y otros funcionarios federales y estatales, miemas en las que se le pudo ver sin mascarilla de protección.
Las autoridades de salud informaron que el presidente se encuentra con síntomas leves en su casa y que un equipo de especialistas, integrado por infectólogos, inmunólogos y neumólogos, se encuentra siguiendo el progreso de López Obrador.
De amuletos y argumetos
Desde que llegó el COVID-19 a México, López Obrador se rehusó a portar el cubrebocas. Ni en la conferencia de prensa matutina, ni en sus reuniones de seguridad, ni en sus giras, al mandatario se le veía con mascarilla. Solo la utilizaba cuando viajaba en avión o en lugares donde no había otra opción, como en Estados Unidos, cuando acudió a reunirse con su entonces homólogo Donald Trump, quien también era reticente a su uso.
Los argumentos del presidente fueron varios. Que seguía las recomendaciones del subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell o del secretario Jorge Alcocer, que no presentaba síntomas, que mantenía la sana distancia, que se lavaba frecuentemente las manos, e incluso que confiaba en sus “amuletos”, que mostró en una de sus conferencias matutinas.
"Detente, enemigo, que el corazón de Jesús está conmigo. Pero no hay ni siquiera enemigos, son adversarios, yo no tengo enemigos, ni quiero tenerlos", comentó en la conferencia del 18 de marzo, donde mostró una estampita de la oración "Detente" que llevaba en su cartera como "escudo protector" contra el COVID. La imagen llegó a los principales diarios del mundo con incredulidad.
El presidente se mostró reticente a cancelar sus actos públicos, a dejar de saludar a los ciudadanos, e incluso recomendó abrazarse.
“Miren, lo del coronavirus, eso de que no se puede uno abrazar; hay que abrazarse, no pasa nada”, dijo el 4 de marzo.
Aún en la fase dos de la epidemia, el presidente mantenía eventos públicos, saludos de mano, y acercamiento con pobladores de los sitios que visitaba. Nunca portó cubrebocas.
Solo el incremento de casos pausó las giras del presidente López Obrador. En abril de 2020, el mandatario informó que no saldría de la Ciudad de México, pero esa medida solo duró unas semanas, pues en mayo retomó sus salidas a pesar de la mayor parte del país operaba en color rojo del semáforo epidemiológico.
Gabinete contagiado
De Bérgamo, Italia, llegó el primer caso de COVID-19 a México que fue confirmado el 28 de febrero de 2020 y en cuestión de nueve semanas, el primer caso se registró en el gabinete federal. La secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval, fue la primera en contraerlo y a ella le siguieron 14 secretarios y funcionarios de alto nivel, el último de ellos, el vocero y colaborador cercanísimo del presidente, Jesús Ramírez Cuevas, quien dio positivo el 10 de enero.
Ninguno de esos contagios hizo cambiar al presidente sus medidas de prevención.